La justicia holandesa actualizó el registro civil el pasado 29 de mayo con la finalidad de incluir a todas aquellas personas que no se identifican con los géneros tradicionales al nacer: hombre o mujer. Se trata de los intersexuales: desarrollan ambos genitales, pero no encajan con ninguna de las dos categorías mayoritarias. Se considera género neutro o tercer sexo. Este cambio en la legislación ha surgido como consecuencia de la demanda de un intersexual que, a pesar de cambiarse dos veces de género en su documentación, seguía incómodo y reclamó su género neutro.
Holanda se suma a países como Australia al designar un género diferente a los comunes, permitiendo la autodeterminación personal, autonomía y privacidad de los intersexuales. Un avance social que ha hecho que los colectivos LGBT+ salgan a la calle apoyando este gran paso y considerando que va en la dirección correcta, aunque todavía queda mucho por hacer.
Ante noticias como esta podemos cuestionarnos si realmente es necesario el entendimiento del género como una ideología o teoría o es, simplemente, una cuestión biológica. En diversas plataformas de Internet podemos leer comentarios como: “¿Lo próximo qué será? ¿Personas que se sientan de otra especie y quieran ser también reconocidas?” o “Debe ser muy serio eso de mirarse la entrepierna y no saber lo que se ve”. Son, una vez más, muestras de la extendida ignorancia respecto al sexo biológico, orientación sexual, identidad de género y expresión de género. Miles de personas siguen estando cohibidas a la hora de mostrar libremente quiénes son, cómo se sienten y la forma en la que quieren ser percibidos por los demás porque hay discriminación, rechazo y prejuicios que lo impiden. ¿A que no lo sabías?
Queda mucho por hacer, mucho por escuchar y mucho por aprender. No es la primera vez que lo leerás, pero es cierto: la educación y la formación son la cura de todos los males; desde ahí se pueden erradicar todos los pensamientos contrarios a la inclusión y a la aceptación de la diversidad. Basta ya de un mundo, unas mentes y unas sociedades cerradas. Gracias a Holanda, hoy estamos un poco más cerca de la verdadera libertad.