Entre la dicotomía de ser una persona madura y responsable de tus actos y que debas tener una edad específica para que goces de que te adjudiquen ese término, me pregunto si la madurez se basa en los años que tengas o en las dificultades que has tenido a lo largo de tu vida y has sabido cómo sobrellevarlas. ¿La madurez depende de un título académico o se refleja en las adversidades que has sabido superar por ti mismo? ¿Se está cerca de la madurez con los viajes y proyectos que realices o solo se llega a ese punto mientras más años cumplas?
Creo que por el mundo globalizado en el que vivimos, en el que conviven tantos pensamientos distintos a los que se tenían en el pasado, en el que existen diversas nuevas formas para hacer las cosas, en el que hay personas con una visión del mundo totalmente distinta a la establecida por el orden jerárquico que nos rige, ya sea por la Iglesia o por nuestra cultura, se tiende a juzgar el potencial que puede tener una persona menor porque no ha alcanzado todos los requisitos establecidos para triunfar y que se le catalogue como una persona inteligente o digna de conocer.
Para mi la madurez es un término que se asocia directamente no solo con la edad cronológica que tengas, sino con las experiencias de vida que has tenido. Con los obstáculos que has tenido que superar, con las adversidades que se te presentaron y tú mismo saliste de ellas. Cuando tienes un pensamiento crítico de ti y del entorno que te rodea. Cuando has conocido distintas culturas y en lugar de juzgarlas, las entiendes y aprendes de ellas en silencio.
Viajes, cafés y sucesos que te hacen crecer
Cuando no le echas la culpa a otros por los errores que tú consciente o inconscientemente has atraído para tu vida. Cuando te liberas al menos un poco del individualismo que nos ahoga y puedes ver más allá. Cuando viajas aprendes no solo del país al que visitas, sino de ti mismo al exponerte frente situaciones que jamás habías vivido. Creo que la madurez está más ligada a los cafés con personas que admires, documentales que te hacen pensar, viajes que te hacen crecer, sucesos que permiten que abras tu mente que de la edad que poseas.
Además de tener un amor propio hacia ti mismo que te permita entender que la vida es un sinfín de acontecimientos que hay que dejar fluir mientras vas aprendiendo de cada etapa que ellos te van brindando. Sin apegarte ni intentar cambiar lo irremediable. Sin quedarte donde te lastiman, en lugares en el que no te dan el valor que tú sabes que tienes. Hay que entender que no todo en la vida es como lo vemos desde nuestra ventana, sino que puede haber muchas en las que se piense que el sol quema mucho, que hay mucha brisa u otra que permanece cerrada porque no le gusta el paisaje.