La Universidad de La Laguna ha derivado su actividad docente y la gran mayoría de su administración a entornos de teletrabajo con motivo de la situación de alarma decretada por el Gobierno estatal. La necesidad de permanecer confinados en los hogares para tratar de frenar el contagio del coronavirus ha promovido la aparición en redes sociales de la campaña #YoMeQuedoEnCasa y, para apoyarla, la Facultad de Educación ha convocado el concurso de micro relatos Vidilla, dirigido al alumnado, profesorado y personal de administración y servicios de dicho centro.
Como ha explicado el decano de la facultad, Plácido Bazo, en un comunicado dirigido a la comunidad de su centro, su equipo decanal es consciente de que durante estas semanas de confinamiento va a haber mucho trabajo y estudio telemáticos, porque la actividad académica no debe cesar en la medida de lo posible, pero también quedan horas muertas «en las que puede entrar cierto desasosiego y desesperanza».
«Y llegó el coronavirus y mandó parar»
Este concurso busca «mantener el cordón umbilical con la Facultad en funcionamiento desde un punto de vista menos comprometido y serio» y su mecánica es muy sencilla: hay que crear microrrelatos que no superen las cien palabras e incluyan la frase «y llegó el coronavirus y mandó parar». Cada obra debe llevar un título, nombre de la persona que lo ha escrito y sector al que pertenece (alumnado, personal de administración y servicios o profesorado).
Cada micro relato debe ser remitido al equipo decanal (secdecafe@ull.edu.es), que se encargará de redistribuir los trabajos entre su comunidad «para aliviar con esos pequeños trozos de creatividad literaria las horas de encierro». Cuando se retome la actividad presencial en la ULL, se articulará una votación para elegir el mejor trabajo, que será galardonado con un grabado realizado por el colectivo Giroarte con motivo del vigésimo quinto aniversario de la Facultad de Educación.
El decano explica que, por razones logísticas, han tenido que circunscribir el concurso a su propia facultad, pues el decanato no podría gestionar los centenares de trabajos que podrían llegar en caso de abrirse a toda la Universidad.