Pedro Sánchez, durante un consejo de ministros telemático. Foto: PULL

Sin licencia para gobernar

Opinión

«Estuvimos encerrados durante semanas en nuestras casas viendo por la ventana cómo militares y policías patrullaban las ciudades bajo el sol primaveral de finales de marzo y el peso de miles de personas muertas e infectadas por un letal coronavirus». Es probable que estas palabras apocalípticas se las contemos a generaciones futuras, que, perplejas,  nos mirarán con asombro y preguntarán: ¿por qué no se actuó mejor?

La COVID-19 ha dado una desafortunada vuelta al Mundo en menos de ochenta días impactando en la economía, política, educación y, por supuesto, salud. Nació en Wuhan, una pequeña región china. En aquel momento, muchos se atrevieron a opinar de una enfermedad desconocida para el hombre y se escuchaba aquello de «es como una gripe», «tiene una baja tasa de mortalidad» o «solo afecta a los mayores y pacientes patológicos». Digamos que tenían razón y que estamos en estado de alarma por una gripe que supera, en España, los seis mil fallecidos en menos de dos meses y que la vida de las personas jubiladas tiene menos validez. ¿Es una locura, verdad? Vaya lección de humildad nos hemos llevado.

Mariano Rajoy repetía hasta la saciedad que «gobernar es muy difícil». Quien escribe estas líneas añade que lo que resulta muy sencillo es ser un irresponsable. Resulta muy fácil hacer política promoviendo la manifestación del 8 de marzo. Pedro Sánchez retuiteaba ese mismo día un vídeo donde el ministro de Sanidad, Salvador Illa, aseguraba que España se encontraba en periodo de contención. En relación a eso, algunos integrantes del Ejecutivo que hoy se encuentran infectados por el Coronavirus y a los que, por supuesto, les deseo la más pronta recuperación, podrían haberse contenido de haber salido a las calles el Día Internacional de la Mujer.

Irene Montero, ministra de Igualdad, afirmó sin titubeos que «la derecha española está aprovechando la pandemia para atacar el feminismo y a las mujeres». En definitiva, que le está dando réditos políticos. ¿Alguien les ha escuchado decir lo mismo de sus socios de gobierno? Esquerra Republicana de Cataluña y EH Bildu, que les permitieron formar el gobierno de coalición, se abstuvieron en la votación para ampliar el estado de alarma quince días más. Ojalá se den cuenta de que en los momentos de más importancia, la verdadera oposición y ganas de sacar réditos políticos los tienen en casa.

¿Había que cerrar las fronteras?


La Oposición también se equivocó. Vox, tercera fuerza política en España, celebró un encuentro con simpatizantes y militantes en Vistalegre cuando su secretario general, Javier Ortega Smith, presentaba síntomas (días más tarde fue diagnosticado positivo). Al mismo tiempo y atendiendo a una paradoja, su portavoz en la Comisión de Sanidad, Juan Luis Steegmann, pedía el cierre de fronteras para evitar la propagación. Hubo quien los llamó racistas, aunque el virus parece no serlo, cuando en palabras de Sánchez «no entiende de fronteras, razas y clases sociales». Entonces, ¿había que cerrarlas o no?

Esperemos que cuando se les vuelva a llenar la boca de que están «actuando según los consejos de los expertos» no olviden que el domingo, 8 de marzo, a mediodía, la OMS recomendó evitar eventos multitudinarios. Quizás por expertos se referían a Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, quien el 29 de febrero decía no estar preocupado, a pesar de que existía la posibilidad de haberse iniciado una cadena de contagios en nuestro país. Solo quince días más tarde se decretó el confinamiento en todo el territorio español.

Si a esto le sumamos que nos ocultan las cifras de fallecidos por rango de edad y la compra de material sanitario defectuoso a una empresa sin licencia da la sensación de que son ellos los que no deberían tener licencia para gobernar. Nos piden unidad y Pablo Iglesias, vicepresidente segundo, anima a hacer una «cacerolada» contra el rey Felipe VI mientras otros aplauden a los verdaderos héroes de la pandemia. Héroes que tratan de salvar vidas, de proveernos de alimentos, de energía, de seguridad, de información… A todos ellos, mil gracias. Al resto, quedémonos en casa y no juzguemos, insultemos y agredamos a los que veamos por las calles, porque a lo mejor se trata de uno de esos héroes que se exponen al virus y se sacrifican, en cierta medida, por nosotros. En definitiva, tengamos empatía, comprensión y ojo crítico con aquellos que han actuado mal y tarde.

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