Said Muti es un compositor, cantante y guitarrista procedente de Amman, Jordania, pero lleva varios años viviendo en Las Palmas de Gran Canaria. La música, de una manera u otra, siempre le ha acompañado a lo largo de su vida. Comenzó a componer joven, aunque afirma que en un principio fue cuestión de necesidad. En 2005, empezó a realizar sus primeros conciertos a los que asistían, principalmente, conocidos de la universidad. Esa etapa la recuerda como un periodo de experimentación. Sin embargo, el artista sitúa el comienzo de su carrera profesional en 2016, con la edición de su primer disco De tripas rock ‘n’ roll.
El jordano, pese a que se encuentra más identificado con géneros como blues, pop o rock, mantiene que desde su perspectiva, el género es la canción. «Da un poco igual como se vista, lo importante, es que haya una buena obra con una historia contundente detrás», comenta. Por esta razón, hace hincapié en que no está cerrado a ninguna sonoridad ni a ningún patrón rítmico.
En la actualidad, el artista cuenta con un EP, Corazones y ceniceros, y con tres discos, entre ellos, Habitación 828, producido por Ricky Falkner. Según Said Muti, este último «ha sido el más reposado en comparación a los anteriores, que eran afilados, desgarradores y volubles.»
Muti ha tenido la oportunidad de compartir escenario con artistas como Dani Martín, Fito Fitipaldis y Elton John, experiencias que han ayudado a acercarlos, tanto a él como a su banda, a un público que sabe valorar su esfuerzo.
Asimismo, confiesa que le encantaría colaborar con cualquier otro artista que tuviera claro sus valores. Consideran imprescindible que «quien escuche sus canciones se transforme con ellas, que reciba el mensaje que quieren transmitir y que sobre todo; las haga suyas y las disfrute».
En sus canciones, el cantante apuesta por contar historias. A pesar de que en sus letras ha reflejado diferentes temas, prefiere escribir sobre relaciones personales ya que «es un tema casi imposible de agotar».
«Es tiempo de reflexionar y de sacarle el máximo rendimiento a la adversidad»
La pandemia por COVID-19 ha tenido un fuerte impacto en la industria musical. «Ahora mismo, todo está parado. La incertidumbre se ha apoderado de toda la industria musical. No sabemos muy bien cuando vamos a poder volver a la normalidad», reconoce. Aún así, el jordano aprovecha para leer, escuchar y ver todo lo que cae en sus manos. Es evidente que tal situación le ha afectado como al resto de sus compañeros de profesión, no obstante, admite que «es adaptarse o morir».
Sin embargo, el coronavirus no le parará los pies. Insiste en que su único objetivo es seguir dando conciertos y cantar allá donde su música quiera ser escuchada. Además, no se rinde y espera que «esta realidad sea un punto de inflexión y que comencemos a darle el valor que merecen los creadores culturales». Por ello, recalca que, aunque la situación sea difícil, «es tiempo de reflexionar y de sacarle el máximo rendimiento».