Las XV Jornadas de Psicología y Logopedia de la Universidad de La Laguna acogieron este pasado martes, 2 de marzo, el taller Lengua de signos española. Marta Rodríguez Méndez y Judith Martín Montesinos, logopedas del servicio de Logopedia de la Fundación Canaria de Personas con Sordera (Funcasor), fueron las ponentes de este seminario, impartido en el aula 0.2 del Aulario del Campus Guajara. Además de ofrecer la posibilidad de asistir a este taller de forma presencial, también se permitió asistir al alumnado vía online, a través de Google Meet. Así, al menos 40 personas pudieron asistir de manera telemática.
La logopeda Judith Martín comenzó explicando la labor, así como el objetivo de Funcasor. Abordó también temas como el proceso que se lleva a cabo desde que se reciben los casos hasta su derivación, al tiempo que planteó algunas estrategias comunicativas para derribar las barreras con las que se encuentran estas personas sordas.
Asimismo, el taller transcurrió de manera dinámica, haciendo posible la participación del alumnado, tanto presencial como telemáticamente. El taller finalizó con una breve actividad de traducción de algunos términos a la lengua de signos española, así como con la exposición de consejos para favorecer la comunicación con personas sordas. Las logopedas destacaron la necesidad de llamar su atención, colocarse frente a frente o evitar obstáculos como las mascarillas, que en la actualidad dificultan aún más la comunicación.
«La finalidad de Funcasor es mejorar la calidad de vida»
Funcasor se define como una organización dirigida por un grupo de padres y madres de personas con sordera, que colaboran para mejorar su calidad de vida, así como la de sus familias. Su principal objetivo, según han contado Méndez y Montesinos, es el de contribuir a derribar las barreras que dificultan la integración de estas personas como personas ciudadanas de pleno derecho en la sociedad.
Sus comienzos se remontan al año 1976, año en el que surge la Asociación de Padres y Amigos del Sordo de Tenerife, cuyo objetivo era centrarse en la promoción educativa, laboral y social de las personas sordas de la Isla. Esta asociación contaba con un centro de recursos en Tegueste. Tras varios años, en 1986, y a causa de los problemas que se encontraron en la educación obligatoria de los menores que padecen sordera, surgió la Asociación Tinerfeña de Padres de Niños Sordos.
El nacimiento de estas asociaciones dio lugar a Funcasor en el año 1992. Una organización privada sin ánimo de lucro, de carácter asistencial, cultural, formativo y de servicios.»Nuestra finalidad siempre ha sido promover todas aquellas acciones necesarias para mejorar la calidad de vida de las personas con sordera y de sus familiares», afirmó Rodríguez durante el taller.
Marta Rodríguez, además, quiso explicar el proceso que viven esas personas, así como sus familias desde el momento en que son atendidas por la fundación. Rodríguez señala que, en primer lugar, reciben atención, asesoramiento, acompañamiento y sensibilización por parte del Servicio de Información, Valoración y Orientación, en casos de personas adultas. El Servicio de Atención y Apoyo a las Familias se encarga de las personas menores de edad.
Posteriormente, las personas con sordera son derivadas a otros servicios, desde la rehabilitación y ayudas técnicas, hasta la gestión de becas auditivas. Tras esto la asociación procede a la inclusión, formación e inserción laboral.