Alejandro Martínez, natural de La Laguna, tiene 22 años y es estudiante del Grado en Enfermería en la ULL. Al mismo tiempo, es jugador del filial del Club Deportivo Tenerife, que compite en la Tercera División Nacional. Este es su séptimo año en la agrupación blanquiazul, y ha conseguido compaginar sus estudios con la exigencia del fútbol semiprofesional. El joven hace balance de una temporada extraña marcada por el virus, de los objetivos del equipo, la importancia de los representantes en este deporte y qué sueños tiene para el futuro.
¿Por qué decidiste estudiar el Grado en Enfermería? «No era mi única opción. Por mi afición por el deporte, pensé en algo relacionado con la educación física. También pensé en el Grado en Veterinaria. Sin embargo, siempre me había gustado la sanidad y el trato con el paciente, y me decidí por Enfermería. Descarté Medicina porque pensé que requería mucho sacrificio y no se tiene una relación tan cercana con el paciente como sí puede tener un enfermero. Creo que era el equilibrio perfecto entre lo que me gusta y poder seguir jugando».
«Al entrenar en este club te queda claro que estás para trabajar y dedicarte al fútbol»
¿Cómo se produjo ese contacto e interés del CD Tenerife? «Me acuerdo de que una mañana de verano me despertó mi madre con una llamada de mi padre. Me dijo por teléfono que acababa de hablar con el club y que me querían fichar para la próxima campaña. Recuerdo que ese día me levanté de la cama como un niño el día de reyes. Es un honor enorme que el equipo más importante de Tenerife y del que siempre has sido aficionado, quiera que juegues para ellos. Fue muy emocionante».
¿Con qué diferencias te encontraste cuando pasaste de un club amateur a un club profesional? «Al principio sí te das cuenta de pequeños detalles como el uniforme y el material o la importancia del escudo que llevas en el pecho, pero es después de un tiempo que ves todo lo que implica. En un equipo humilde no cuentas con un cuerpo técnico extenso, fisioterapeutas o preparadores y demás personal del club que te acompañen. Además, las horas de entrenamiento no son las mismas y, sobre todo, la mentalidad con la que se afrontan. En el CD Tenerife te queda claro que si estás allí es para trabajar y dedicarte al fútbol».
«Todavía tenemos opciones para pelear por el ascenso a la Segunda División»
En cuanto a esta temporada, ¿cómo valorarías el rendimiento de tu equipo? «Ha sido una temporada extraña. Empezamos jugando unos pocos partidos, y al principio nos costó mucho conseguir buenos resultados. Luego, hubo un parón de dos meses sin jugar. Al reanudarse la competición, seguimos sin rendir del todo bien, pero, hubo un momento en que encadenamos hasta seis victorias seguidas. Fue la mejor racha de toda la liga, y creímos en que podíamos aspirar a todo».
¿Se han cumplido los objetivos de principio de temporada? «Estos últimos partidos se nos hicieron muy difíciles ante los tres clubes de La Palma; el Atlético Paso, el CD Mensajero y la SD Tenisca. Nos devolvió a la realidad tras la euforia de la buena racha que habíamos tenido, y vimos que los objetivos tenían que ser otros. Al inicio, la idea era luchar por el ascenso de categoría a la nueva Segunda División Real Federación Española de Fútbol. Ahora, en la etapa que estamos, se nos ha puesto difícil, pero el objetivo no se ha perdido, todavía tenemos opciones».
«Sin representante te va a costar el doble llegar lejos»
¿Es distinto tu carácter o forma de ser dentro y fuera del campo? «Creo que no. De hecho, el entrenador, Leandro Cabrera, me ha llegado a decir que a ver cuándo dejo de ser tan noble. Quizá me falta un poco de picardía, no soy un jugador que tenga esa virtud, y no me considero diferente dentro de la cancha que fuera. Considero que el carácter debe ser el de uno mismo, pero en su versión más competitiva, si no, es imposible llegar a profesional. Sin embargo, tal y como yo veo el juego, necesitas competir de una manera en la que disfrutes. Para mí solo tiene sentido de esta manera».
¿Cuál ha sido tu experiencia con los representantes de futbolistas? «Solo he tenido uno y sigue conmigo todavía. Al final, un representante se preocupa por ti en general, lleva todos los asuntos que tienen que ver con el contacto con el club. La principal ventaja que me ha dado contar con él es facilitar mi relación con los directivos, sabe cómo manejar todas esas cuestiones que a mí se me escapan. A un futbolista sin agente le va a costar mucho más, porque no sabe cómo se mueve la parte de este mundo que no tiene tanto que ver con el juego dentro del campo.»
