Andrea Brito Alayón, profesora del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología Farmacéutica de la Universidad de La Laguna, explica cómo convertir aceite de cocina en biodiésel. Este combustible, que se obtiene a partir de lípidos naturales como aceites vegetales o grasas animales, es aplicado en la preparación de sustitutos del petrodiésel. La catedrática, investigadora en este campo desde el año 2000, pretende potenciar este proceso con el que conseguimos reutilizar un residuo del que obtenemos energía y con el que también adquirimos subproductos como glicerina o biogás. Además, habla de la importancia que esta transformación puede tener para el Planeta.
¿Cuál es el procedimiento para transformar aceite de cocina en biodiesel? «Primero, filtramos los residuos del aceite, lo mezclamos con alcohol (etanol o metanol) y le añadimos un catalizador como, por ejemplo, sosa. Todo ello se agita y se deja durante una o dos horas a una temperatura de 55 grados centígrados. Pasado este tiempo, tenemos dos productos que no se mezclan: biodiesel y glicerina. Por último, llevamos a cabo la centrifugación, separando posibles impurezas que hayan quedado, como puede ser un exceso de sosa o alcohol que no hayan reaccionado».
¿Es contaminante esta técnica? «La obtención de alcohol metanol implica un proceso industrial que podría hacer el proceso menos sostenible, pero podemos evitarlo utilizando etanol. El procedimiento en sí no contamina porque no aumenta la cantidad de dióxido de carbono del planeta puesto que es el que toma la planta original para alimentarse. De ella obtenemos las semillas que nos dan el aceite (de girasol, oliva…). Cuando se quema el biodiesel, el máximo de gas CO2 que expulsa es el que el vegetal cogió. Es lo que se puede denominar como aporte neto 0″.
Existe un rumor basado en que es necesario mezclar el biodiésel con otros tipos de combustible para que sea eficaz, ¿es cierto? «No existe ninguna prueba de que eso sea verdad. Sí es cierto que, al principio, hubo problemas con las juntas, los cierres que se utilizan para cerrar los tubos, que eran de goma y a veces llegaban a disolverse. Ahora los coches están mejor preparados en ese sentido. Sin embargo, no se suele vender biodiésel puro sino mezclado con diésel normal. Esta mezcla es la que solemos ver en las gasolineras como B10 o B20”.
¿Qué ventajas y desventajas tendría su uso? «La principal es el aporte de CO2 0 ya mencionado y, en consecuencia, su carácter no contaminante. Las posibles desventajas aparecerían si se utilizaran los aceites comestibles prioritariamente para el biodiésel y no para su fin alimenticio. O, más aún, si los terrenos de plantas productoras de aceite restasen espacio de las parcelas destinadas a otras plantaciones».
¿Cree que la transformación de aceites vegetales en biodiesel tiene futuro aún como campo de investigación? ¿Qué nos queda por saber? «El biodiésel actualmente se hace en un proceso homogéneo en el que hay que esperar un tiempo, mientras que lo ideal sería que fuera todo continuo. Para que eso sucediera tendríamos que llevar acabo una catálisis heterogénea utilizando un sólido. Con las investigaciones actuales tratamos de conseguir un sólido catalítico que haga que esa reacción ocurra a baja temperatura porque con una alta gastamos mucha energía y restamos sostenibilidad al proceso».