«Prefiero no soñar con una estabilidad laboral porque, sinceramente, es algo que la juventud quizás no vaya a conocer»
Durante este mes de julio, con la apertura del plazo de matrícula en las distintas universidades y después de realizarse la EBAU, son frecuentes los miedos e inquietudes entre el futuro alumnado por los nuevos retos que supondrá esta nueva etapa. Andrea Melián Cabrera es un ejemplo de superación en este sentido: aprendió a tomar lo bueno de cada experiencia académica y supo reconducir su camino para perseguir lo que realmente le gusta.
Ella es estudiante de Derecho en la ULL, aunque previamente estudió el bachillerato de Artes Escénicas y comenzó un doble Grado en Historia y Ciencias Políticas en la URJC, que no llegó a terminar. Para ella, es importante visibilizar lo difícil que resulta decantarse por estudiar una carrera u otra: una tarea nada fácil para la juventud de hoy en día, pero mucho menos para alguien que siente la necesidad de defender los derechos de las personas y que, a su vez, le corre el arte por las venas.
Melián era consciente a lo que se exponía cuando decidió adentrarse en el doble Grado: «Sabía perfectamente que suponía muchas horas de estudio. Siendo, además, uno de esos grados, el de Historia. Requería mucho tiempo y dedicación, pero estaba dispuesta a ello». Siempre tuvo claro lo que le gustaba y se inclinó por las letras, las ciencias sociales y el arte. Tuvo una etapa en la que quería ser abogada o actriz. Más tarde, profesora, e incluso política. A día de hoy no descarta ninguna.
«No sé cuánto tardaré en sacarme esta carrera, pero tengo claro que lo haré e intentaré disfrutar lo máximo posible»
Su experiencia en el doble Grado de Historia y Ciencias Políticas fue bastante agridulce. «Di con una ciudad que me atrapó y un estilo de vida que me hacía muy feliz. Sin embargo, terminé en una universidad donde no me sentía nada a gusto y con un profesorado que, en su mayoría, solo aumentaban ese descontento». Sin embargo, no cree que fuese ninguna pérdida de tiempo. Aprendió muchas cosas, conoció a personas maravillosas y también le ayudó a conocerse a sí misma.
Con la Covid-19, su situación se complicó bastante: «Mi familia es de clase trabajadora y yo estaba viviendo en Madrid y, aunque estaba becada, sabemos que las becas no dan para vivir». El alquiler del piso y la comida se sumaban a las facturas que tenían sus padres en Tenerife, así que decidió dejar Madrid. Todo esto, añadiendo el descontento que tenía con el doble Grado y que, si se volvía a su lugar de origen, no tenía ninguna opción de continuar con él, le hicieron decantarse por estudiar Derecho.
El año que viene realizará las pruebas de acceso a la Escuela de Actores de Canarias. Sabe lo que le gusta y se niega a descartar nada. «Dicen que el saber no ocupa lugar y yo estoy dispuesta a comprobarlo». De esta forma, considera que es capaz de compaginar estos estudios artísticos de forma simultánea con los jurídicos.
«No sé qué será de mi futuro o si todos los planes que tengo para él se cumplirán pero, por ahora, quiero saber más, más y más»
En general, se encuentra satisfecha con lo que está aprendiendo en el Grado en Derecho. Hay cosas que le gustan más y otras menos, pero eso también está bien porque, según ella, conocerlo le da las herramientas para cambiarlo. Sin embargo, se muestra contraria a la idea de arrepentirse de haber optado a estudiar esta rama de las Ciencias Sociales. Le gusta la abogacía, aunque, igual, el recorrido para lograrlo, no tanto. No sabe cuánto tardará en sacarse esta licenciatura, pero tiene claro que lo hará y lo intentará disfrutar lo máximo posible.
Cuando acabe su preparación como jurista, le gustaría especializarse y, además, continuar formándose. «Como mencioné antes, voy a empezar a estudiar Arte Dramático y, en cuanto termine Derecho, tengo claro que, si ejerzo como abogada, será en la rama laboral». Es lo que le apasiona y es donde se siente a gusto. No obstante, lo penal tampoco le desagrada, pero no sabe si sería capaz de dedicarse a ello plenamente, ya que quiere defender los derechos de la ciudadanía.
Su futuro más próximo se lo imagina como abogada o como actriz. Quizá termine ejerciendo en política. Lo que le depare el destino. Prefiere no soñar con un puesto laboral fijo que, sinceramente, está muy lejos de lo que va a ser su futuro. Aun así, añade: «Sé que quiero seguir formándome en aquello que me gusta. Leer mucho sobre historia y sobre política, formarme como actriz y sacarme Derecho. No sé qué será de mi futuro o si todos los planes que tengo para él se cumplirán pero, por ahora, quiero saber más, más y más».