El artículo The human dimension of biodiversity changes on Islands, publicado en la revista Science y realizado con la colaboración del equipo de investigación del área de Ecología de la Universidad de La Laguna, analiza el cambio del ecosistema desde la llegada de la humanidad en las islas oceánicas de alrededor del mundo. El estudio se centra en la Paleoecología, ciencia que permite la reconstrucción de la vegetación del pasado para así compararla con la actual.
Esta investigación se realiza a través del análisis de fósiles vegetales, restos de plantas que se conservan y que permiten tener una idea sobre las especies habitaban estos lugares. Concretamente, se examina el polen que se acumula en trampas de sedimentos. «Con esos archivos llegamos a escalas temporales lejanas en las que podemos reconstruir la vegetación. Con lo cual, si los territorios han sido colonizados hace mil años, somos capaces de ver cómo afectó la civilización», explica Lea de Nascimento, doctora en Biología por La Universidad de La Laguna y colaboradora del proyecto.
«Existe un conflicto entre los hábitats más vulnerables por la superpoblación»
Las islas oceánicas son el lugar perfecto para realizar este proyecto tanto por los endemismos que poseen como por su carácter turístico. «Las zonas estudiadas sufren una transformación realmente brusca en un corto periodo de tiempo al ser colonizadas recientemente», señala la investigadora. «Existe, por tanto, un conflicto entre estos ecosistemas vulnerables dada la superpoblación», añade Nascimento. Debido a que cualquier presión humana supone la modificación del entorno natural, estos espacios únicos corren el peligro de desaparecer. En cambio, las ciudades situadas en continentes están sujetas a presión humana desde hace más siglos y su medio ambiente está adaptado a esta interacción.
Gracias al trabajo del equipo científico se descubre que el inicio de los cambios en el entorno canario ocurre con los aborígenes y no con la expansión europea. Este resultado pone fin al ‘mito del buen salvaje’, la creencia que sostiene que los primeros pobladores vivían en armonía con la naturaleza sin someterla a modificaciones. «Creemos que Europa, al poseer una tecnología más avanzada, provocó grandes alteraciones pero fueron los Guanches los que comenzaron con este proceso», expresa la científica.