Gustavo Alberto Marrero Díaz es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico dentro del Departamento de Economía, Contabilidad y Finanzas de la Universidad de la Laguna. También es el director del Centro de Estudios Universitarios de Desigualdad Social y Gobernanza y pertenece al Instituto Universitario de Desarrollo Regional. Precisamente, en lo que respecta a estas materias de estudio, es una realidad que el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, entre otras cuestiones, está afectando económicamente al continente europeo de manera directa. Tal es el caso, que a nivel ciudadano, ya se están apreciando las secuelas en nuestro país.
¿Qué tendrá más impacto en España, las restricciones de suministro energético y de otros productos industriales, o en cambio, se tratará de una problemática de carácter financiero? «El gran problema en España está en la inflación desorbitada que se está generando por materias primas como el gas y el petróleo. A nosotros la parte de escasez de suministros no nos afecta demasiado, porque Rusia y Ucrania tampoco nos abastecen muchos productos, pero sí que se ven reflejados en los precios. Por otra parte, la incertidumbre nunca es buena para un sector como el bancario, pero ahora mismo el riesgo no está en ese ámbito, puesto que después de todos los ajustes que han hecho desde la crisis de 2008, está bastante saneado».
Tras la subida del precio del gas y del petróleo, a niveles macroeconómicos, ¿Qué es lo más preocupante para un país como España? «La economía de España está expuesta, como todas las economías europeas, pero quizás un poco menos que otras. Al tener poco flujo comercial con Rusia, en cuanto a suministros, no se va a ver muy afectada, pero el corte del gas de Rusia está tensionando los precios de todos los mercados internacionales. Así que, de manera indirecta, sí nos perjudica. Lo que no nos afecta es que mañana nos corten el gas, mientras que Alemania sí está sufriendo ese riesgo».
“La economía española es pequeña y en el caso de que el conflicto se alargue, puede ser más frágil”
¿Cabe la posibilidad de que nos encontremos ante una crisis económica de igual o mayor magnitud que la crisis del 2008 o que la crisis post pandémica? «Las tres crisis son totalmente distintas. La primera fue una crisis financiera que afectó sobre todo a la inversión y al consumo. Por otro lado, la pandemia provocó una crisis más de oferta y España se vio muy afectada sobre todo por el turismo. La que estamos viviendo ahora se parece más a la de los años 70, que es una crisis de materias primas, de subida de precios de la energía. Lo bueno es que ahora estamos un poco mejor preparados y tenemos muchas más medidas de eficiencia energética, por lo que deberíamos ser capaces de ajustarnos mejor. La clave está en la duración del conflicto bélico. Si se cumplen las previsiones de que no dure mucho, debería ser una crisis más transitoria».
¿Qué ocurre con las empresas españolas que tienen relación con Ucrania y con Rusia? ¿De qué manera afecta el cierre de las exportaciones de Ucrania? «A corto plazo van a ser las más afectadas, pero en el caso de que tengan grandes problemas se van a poder acoger a todas las políticas de ERTE y de ayudas que se han establecido con la crisis sanitaria. Afortunadamente, son pocas las que tienen esa dependencia de Rusia y de Ucrania. Vivimos en una economía globalizada y en el fondo estos países no representan un Producto Interior Bruto (PIB) muy importante, ya que podemos encontrar otros mercados fácilmente. Por ejemplo, en cuanto al petróleo y gas, una opción sería obtenerlo de Argelia, Estados Unidos… Por supuesto que el cambio supone para las empresas un mayor coste, pero canales de suministros hay».
“El Banco Central Europeo está lanzando señales de que intervendrá cuando el conflicto acabe”
¿De qué manera afecta esto a los Bancos Centrales? “Uno de los objetivos principales del Banco Central Europeo es controlar la inflación y evitar que el euro se devalúe. Esta crisis está atacando precisamente a estas dos cosas. Respecto a la inflación ahora mismo tienen un dilema, si fuera una inflación que viene del lado de la demanda, el Banco Central Europeo intervendría. Pero esta inflación no es de demanda sino de costes. Las economías están muy endeudadas tras la crisis pandémica y una subida de tipos de interés muy brusca generaría más presión sobre la deuda de los países. Esto va a generar pérdidas de reservas de dólares y para que no se devalúe el euro hay que estabilizar el precio y vender dólares en el mercado».
¿Cuánto podría tardar la economía internacional en recuperar los índices que ha perdido? «Es difícil predecir, puesto que hay muchos condicionantes todavía. Pero si el conflicto dura poco, el Banco Central Europeo lanza las señales correctas y Europa sigue con el Plan Next Generation, es decir, agilizamos lo máximo posible la llegada de estos fondos estructurales a los países. Mi predicción es que deberíamos estar otra vez en la misma senda de crecimiento de finales del año pasado a finales de este año».