El emprendimiento juvenil en Canarias es una cuestión de suma importancia para el estudiantado que está dispuesto a lanzar una idea innovadora. Es por ello que requieren de conocimientos técnicos imprescindibles no solo para emprender, sino también para sobrevivir en un mundo cambiante. Estas inquietudes de manifiesta importancia para la juventud las analiza en profundidad Carmen Inés Ruiz, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales. Desde 2016 dirige la Cátedra Fundación DISA de Jóvenes Emprendedores de la ULL, además de fomentar la autonomía del alumnado mediante métodos de innovación docente.
¿Qué factores propician que el Archipiélago se consolide en materia emprendedora? «En zonas periféricas y entornos insulares, la construcción de infraestructuras adecuadas y la creación de una completa red de contactos se erigen como alicientes indispensables. Canarias, gracias a la estabilidad política y el buen clima, presenta una imagen exterior de centro de atracción para que nómadas digitales desarrollen sus proyectos. Recibir a personas de otros lugares puede generar sinergias positivas que mezclan las diferentes culturas empresariales».
¿La falta de ideas y el predominio de una sociedad donde todo es de segunda mano perjudican la concepción de liderazgo del estudiantado? «La juventud siente que es inferior a la ciudadanía del resto de países. En realidad, es todo lo contrario. La población más joven es proactiva y muestra disposición a contribuir en beneficio de la comunidad. Sin duda, hay potencial, pero para explotarlo al máximo es necesario empoderar a la población más joven. Una vez que esto se consiga, el liderazgo estará en pleno apogeo».
«Un factor multiplicador»
¿Las universidades forjan una reputación emprendedora? «España, en general, tiene una asignatura pendiente con el sistema educativo para incentivar el emprendimiento. Sí, hay mucha gente con títulos. No obstante, lo trascendental es la destreza en el trabajo. Por ello, debemos estimular a niños y niñas para que sean capaces de pensar fuera de la caja, de aportar ideas disruptivas y de analizar oportunidades. Respecto a los centros de educación posobligatoria, el primer paso es abandonar la excesiva burocracia, la cual obstaculiza todo proceso de iniciativa e innovación. A continuación, se debe invertir tiempo y medios en hallar la manera de convertir las clases en dinámicas creativas o espacios donde el alumnado genere propuestas atractivas».
¿Qué variables explican las diferencias entre España y Canarias en lo que se refiere a emprendimiento naciente? «Se trata de un antecedente cultural. Con un desempleo juvenil del 57,4 %, muchas personas se ven abocadas a emprender por necesidad. De esta forma no genera un impacto económico considerable y es posible que desaparezca su creación. Mientras, si se decantan por explotar un nicho de oportunidades, podrán crear un negocio estable y que irrumpa con fuerza en el mercado. En el caso de las Islas, es preciso definir una estrategia, identificar las fortalezas del entorno y rentabilizar nuestras virtudes».
¿Es viable que el estudiantado universitario emprenda en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación por encima del turismo? «Las TIC muestran una adaptabilidad interesante a cualquier ámbito. Poseen la facultad de combinarse con actividades como el comercio, el turismo… En consecuencia, cabe la posibilidad de emprender proyectos mix que basculan sobre la tecnología y la sostenibilidad. El futuro de estas prácticas en Canarias radica en impulsar negocios rentables y eficientes, especialmente vinculados al turismo».
En cuanto a la educación, ¿considera que la Ley Orgánica de Modificación de la LOE afectará a tales prácticas en Canarias? «Todavía lo desconocemos. Sin embargo, la enseñanza en emprendimiento debe venir desde la base. Hablamos de un hábito transversal que incita al individuo a aprovechar todas las oportunidades que se presentan. En lo que se refiere a la perspectiva universitaria, se debe motivar al alumnado a desarrollar la capacidad de poner en marcha ideas emprendedoras y mantenerlas en un horizonte temporal, así como proporcionarle contenido técnico específico. De hecho, cuando hemos realizado encuestas, las personas participantes lamentan no haber recibido formación en estos hábitos».