El periodista Florentín Díaz, junto a su compañera María Rozman, periodista y ganadora de tres Premios Emmy, presentó su primer libro el pasado lunes, 13 de febrero, a las 12.30 horas en el salón de actos de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. Periodistas frente a situaciones de riesgos de desastres es un manual básico para los profesionales de la comunicación. En él, se parte de la ética y deontología periodística según la UNESCO a la hora de comunicar en terrenos hostiles o en situaciones como la vivida en la Isla Bonita, algo tan importante para no desviarse y perder el control a la hora de informar de forma objetiva, clara y veraz.
La charla comenzó con la introducción de la vida y trayectoria de ambos profesionales de las Islas Canarias, ahora compañeros en Atlántico Televisión. En las cabezas curiosas del alumnado de periodismo rondaba la pregunta: «¿Por qué escribir un libro de este estilo?». Díaz, a la hora de realizar el trabajo de fin de máster y tras la erupción del volcán de La Palma decidió redactar este manual para que todas las personas que trabajaban en el ámbito del periodismo puedan utilizarlo en caso de que vuelva a ocurrir otro desastre natural. Es un manual que se adapta a cualquier circunstancia de catástrofe natural o provocado por la mano del hombre.
Son muchos los profesionales de los medios, tanto escritos como audiovisuales, que se enfrentan por primera vez a una situación de riesgo o a comunicar desde ellos. Por ello, este manual tiene como finalidad concienciar y apoyar al profesional de la comunicación en su trabajo informativo a la ciudadanía, bajo la visión de la Administración del peligro de catástrofes, crisis o situaciones adversas, generando en la comunidad credibilidad y confianza, además, de fundar empatía con la población afectada.
Asimismo, el libro muestra los errores más comunes y ejemplarizados de cómo no se puede y no se debe informar ante un riesgo. También da las claves para hacerlo de forma correcta. Cuenta igualmente con algunos trucos para emplear a la hora de escribir o de ponerse delante de una cámara, a través del testimonio de Antonio Herrero, periodista y doctor en Ciencias de la Información. Incluso Carlos Elías Alonso habla de las fake news, de los bulos y de cómo deberíamos de pararlos. Y en las últimas páginas, se puede apreciar un glosario terminológico sobre vulcanismos, a causa de vivir en unas islas volcánicas.
«El periodista es el soldado de la verdad»
La segunda parte de la jornada se centró en la verdadera función de las personas que ejercen el periodismo, quienes tienen la responsabilidad de informar. «El periodista es el soldado de la verdad. Nuestra labor se tiene que hacer siempre desde el punto de vista de credibilidad, de ética, de que la información que estamos ofreciendo es para el beneficio de la comunidad», expresó Rozman. Además, explicó que no son los protagonistas, sino la historia que quieren contar, algo que se aprende desde la primera vez que se cruzan las puertas de la Facultad.
Durante su intervención, el periodista aprovechó la ocasión para interactuar con el alumnado de periodismo lanzando la siguiente pregunta: «¿Qué creen que es la ética periodística?». La veracidad y la importancia de contrastar la información o la de contar la realidad de forma objetiva fueron algunas de las respuestas más comentadas, a lo que María Rozman agregó que «la misma historia se puede contar de manera diferente por distintos testigos». Además, aconsejó al alumnado de ofrecer las dos versiones de la historia siempre que se pueda y recalcó que «las opiniones quedan a un lado al hablar de información».
En este sentido, Díaz agregó que «muchas veces nacemos ya con los valores éticos, conscientemente, y siendo personas con los pies en la tierra, debemos de saber hasta dónde podemos llegar». A la hora de trabajar, los profesionales del periodismo adquieren una serie de principios, pero luego «ya depende de la honradez de cada persona a la hora de contar una historia», explicó. A modo de resumen sobre este tema, el periodista leyó una de las frases que contiene su libro sobre esta cuestión: «Si el periodismo echa en saco roto sus principios éticos, pierde sus valores fundamentales: su credibilidad y su razón de ser».
«Todas las personas nos podemos equivocar, eso nos hace reflexionar y coger otro camino para seguir avanzando»»
El sensacionalismo y la espectacularización en los medios fue otro de los asuntos que abordaron en la presentación del libro. Para Rozman, los puntos fundamentales a la hora de cubrir catástrofes como estas es el saber, «el cómo vamos a contar la historia, qué medidas de seguridad vamos a tomar y cómo hablar con las víctimas». Los profesionales de la comunicación deben de prepararse para saber distinguir «cuándo algo es correcto y cuándo no», como afirmó Rozman mientras agregó que «no podemos utilizar a la víctima como si fuera un cebo para vender más, no debemos aprovecharnos de su dolor» aseguró.
Florentín Díaz afirmó haber visto a periodistas que en ocasiones de riesgo preguntan: «¿Cómo estás o cómo te encuentras?», sin embargo, puntualizó que la única intención de esto es buscar una reacción para que la persona se desmorone, a lo que María Rozman añadió que: «Eso no es periodismo». Para ambos, la audiencia no gana nada viendo a una persona sufrir, de hecho, ya saben que está sufriendo, por lo que el periodista debe ser un ejemplo para la sociedad. Son el medio entre la sociedad y la información. Y por eso, «todas las personas nos podemos equivocar, eso nos hace reflexionar y coger otro camino para seguir avanzando», aseguró Díaz.
La mala praxis periodística, una realidad que trasciende fronteras
Para terminar el coloquio, ambos profesionales del periodismo atendieron a preguntas del estudiantado sobre sus experiencias personales y opiniones en este ámbito de la comunicación y recalcaron que esta mala praxis periodística no solo ocurre en las Islas. Asimismo, proyectaron un vídeo sobre la cobertura informativa del volcán de La Palma en el que, al finalizar, el alumnado debía identificar lo que estaba bien y lo que estaba mal.
Tras analizarlo, los dos periodistas se dieron cuenta de la importancia de la actitud, de las medidas de protección y de la seguridad. De saber distinguir lo que es información de lo que no en situaciones de catástrofes. De entender que los protagonistas son las historias y no los periodistas. Y sobre todo, de la empatía, de entender a los demás y de ponerse en su lugar durante estas situaciones.