'Érase dos veces' busca una sociedad más justa e igualitaria. Foto: PULL

La princesa salva al príncipe

Opinión

La perspectiva en relación a los cuentos tradicionales que conocieron generaciones pasadas y la nuestra está cambiando. La sociedad evoluciona, y por tanto, los comportamientos y las costumbres, también. Vivimos un momento muy convulso en el que se cuestionan los relatos de muchas de estas historias por contener pensamientos que no concuerdan con la mentalidad actual. Por ello, se han puesto en marcha diversas iniciativas para posibilitar esta transformación. Una de ellas es Érase dos veces, un proyecto impulsado por la editorial Cuatro Tuercas en el que se modifica el relato de doce cuentos clásicos, entre los que se encuentran La Cenicienta, Blancanieves, Los Tres Cerditos o La Sirenita.

Con Belén Gaudes y Pablo Macías en la escritura y Nacho de Marcos en las ilustraciones, Érase dos Veces busca caminar hacia una sociedad más justa e igualitaria desde la infancia. Por este motivo, pretenden suprimir creencias como que las mujeres no pueden ser valientes, que el amor romántico puede salvar cualquier desgracia y que a las personas de corta edad que no se portan bien se les abandona en el bosque.

En la misma línea se sitúa la colección Anticlásicos, impulsada por la editorial Chirimbote. En ella se tienen en cuenta otros aspectos que se relatan en estos cuentos como que no debemos confiar en terceras personas y hay que hacer siempre lo que nos dicen en casa. Es el caso de Caperucita Roja. Se trata a los cazadores, príncipes o magos como personajes valientes y que sin ellos no existirían los finales felices. Por eso, esta serie nace con la intención de mostrar que para ser valiente no basta con actuar distinto, también hay que pensar diferente.

El cuento de Los Tres Cerditos, por su parte, pone de manifiesto la maldad y el consiguiente castigo físico del lobo. Un animal al que sin duda es necesario cambiar su imagen tradicionalmente negativa vinculada a problemas con las explotaciones ganaderas y que hay que proteger. En cuanto a las otras cuatro historias, es normal que pongan de relieve la supremacía masculina ante una figura de la mujer débil y dependiente.

«Tras un amplio análisis llegaron a la conclusión de que Caperucita Roja o La Bella Durmiente eran tóxicos para el alumnado de hasta seis años»

Este movimiento está experimentándose de igual manera en algunos centros educativos, como es el caso de la escuela pública Tàber de Barcelona, que censuró doscientos libros de su biblioteca, como Caperucita Roja o La Bella Durmiente. Tras un amplio análisis, llegaron a la conclusión de que eran tóxicos para su alumnado de hasta seis años, puesto que fomentan valores sexistas y discriminatorios.

El refuerzo de todas estas ideas ayuda a luchar contra el machismo. Por otro lado, reduce la violencia de género. El fomento de la libertad de movimientos de las niñas promueve la potenciación de la igualdad en un derecho fundamental.

Los cuentos clásicos seguirán formando parte del universo de las generaciones más jóvenes. Este tipo de acciones que se están llevando a cabo son muy necesarias, pues supone dar un paso más en mejorar la educación infantil. Se ha demostrado que esta etapa juega un papel trascendental en la formación de los seres humanos, supone el punto de partida de cómo seremos durante toda nuestra vida.

En el pasado fueron elementos que nunca se consideraron, ya que son propios de la sociedad actual. Sin embargo, hoy en día cualquier profesional de la escritura que comience a redactar una historia debe de tener en cuenta estos valores. No solo porque deben ser reflexiones propias de la cultura de nuestro tiempo, sino porque la propia reputación e imagen podrían verse muy afectadas en caso de no respetar la igualdad y la diversidad.

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