España, el país europeo con mayor adicción a Internet. Foto: A. Centellas

No eres lo que publicas

Opinión

Las redes sociales llegaron a nuestras vidas de la mano de Internet y con ellas ha cambiado nuestra forma de vivir. Ahora todo lo que hacemos lo publicamos. Gracias a ellas hay amistades que se han mantenido, incluso reforzado pese a la distancia. Familias que viven en distintos lugares del Mundo pueden verse las caras a través de una pantalla y sentirse más cerca. Además, con su nacimiento, se ha descubierto un nuevo medio de comunicación. La juventud elige las redes sociales para consultar las noticias, aunque son promotoras de las famosas fake news.

Además, cada vez son más las empresas que han triunfado en el mercado mediante la distribución de sus productos debido a la ayuda de personas con gran influencia en la sociedad (influencers). Gracias a esto han surgido nuevas profesiones. Pero no es oro todo lo que reluce.

Hemos llegado a un punto en el que nuestra sociedad vive por y para las redes sociales. Tenemos la necesidad de publicar todo lo que hacemos y mostrar a los demás lo perfecta que es nuestra vida. Esto puede llegar a generar frustración y ansiedad al ver que no alcanzamos esa vida tan perfecta que otras personas nos hacen creer que tienen.

«Es muy triste que la felicidad y nuestro bienestar dependa de un like»

Antes del nacimiento de las redes sociales las imágenes artificiales, en las que cada imperfección era eliminada y se intentaba mostrar la perfección, era algo que solo se veía en anuncios de televisión y revistas. Pero hoy en día lo vemos diariamente. A través de ellas nos estamos promocionando, como si fuéramos productos. Mediante los «Me gusta» sentimos esa gratificación por parte el resto de las personas que nos hace sentirnos mejor. Pero es muy triste que la felicidad y nuestro bienestar dependa de un like que alguien nos manda mediante una red social.

El problema de esto es que cada vez las personas que más consumen las redes sociales son más jóvenes. La adolescencia es una etapa en la que la opinión de los demás es algo a lo que se le da mucha importancia. Numerosos estudios realizados en los últimos años demuestran las terribles consecuencias que tienen las redes sociales en la salud mental, sobre todo de la juventud. En el informe Status of Mind de la Real Sociedad de Salud Pública de Reino Unido se asocia su uso con altos niveles de ansiedad, depresión y bullying en los jóvenes de entre 16 y 24 años.

Es cierto que las nuevas tecnologías han cambiado la sociedad en general. Gracias a internet amplificamos lo que ya somos. Al estar todo el día ante información ha provocado que seamos un poco más insensibles y superficiales. Pero esto no quiere decir que la sociedad se haya vuelto así con la llegada de las redes sociales, sino que ya existía, pero ha aumentado por su culpa.

Por tanto, a las redes sociales les damos las gracias por mantenernos cerca aquellas personas que no podemos ver en el día a día, pero también tenemos mucho que echarles en cara por los problemas que pueden llegar a desencadenar. Debemos tener presente que todos excesos son malos y hacer un uso responsable. No podemos pasar el día publicando sobre nuestra vida y viendo lo que los demás comparten. Solo la parte feliz, claro.

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