Víctor Palmero tiene claro que, como actor, debe trabajar en proyectos que le ilusionen y que le muevan por dentro. Precisamente, esto fue lo que le dio alas para llevar al teatro Johnny Chico, un monólogo teatral repleto de reivindicaciones, dirigido por Eduard Costa, que narra la historia de un joven que no encaja en la realidad en la que vive y que lucha por encontrar su identidad sexual y su hueco en la sociedad. El actor retoma la gira de la obra hoy viernes, a las 20:3o horas, en el Teatro Leal de La Laguna.
¿Cómo decidió embarcarse en Johnny Chico? «Llevaba mucho tiempo buscando un texto para teatro y entré en una página de guiones australianos y allí di con Go by night, el texto de Stephen House sobre el que hemos adaptado la obra. Me conquistó leer que el mismo actor interpretaba a todos los personajes, suponía un reto y es algo que me encanta. El detonante inicial de la obra es la muerte de la madre del protagonista y eso es lo que le empuja a iniciar su viaje de autodescubrimiento. Cada vez que leía el monólogo no podía parar de pensar que quería llevarlo a un escenario».
¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de crear la obra? «Lo más complicado de este montaje es que además de a Johnny, el protagonista, interpreto a el resto de personajes de la obra, y hay unos diez. Me meto en la piel de su madre, su mejor amigo del que está enamorado, su padre y hasta de un camionero. Darles voz, hacer que se distinguiesen y que fuesen creíbles, ha sido el mayor reto para mí».
¿Qué sientes cuándo te subes al escenario? «El trabajo es una locura. Son ochenta minutos incesantes con un ritmo en escena frenético y desquiciante por momentos. El público pasa de la risa a la emoción en segundos. A nivel actoral es un monólogo complejo. Siento mi corazón latiendo al máximo en algunos momentos de la función, pero disfruto mucho».
¿Cuál diría que es el punto fuerte de la obra? «Que está llena de aristas y que, a través del arte, trata temas como la prostitución, la homofobia o el abuso infantil que llegan a las personas para transformarlas con el entretenimiento, haciéndolas llorar, pensar y reír».
«Es necesario que la cultura nos haga evolucionar y empatizar»
El monólogo tiene una fuerte reivindicación contra la LGTBIQ+fobia y para romper ciertos tabúes en la sociedad. ¿Cree que la cultura debe dar cabida a estas historias, a veces silenciadas? «Es fundamental. Desde que nacemos escuchamos cuentos que dan ejemplos de cual es el camino correcto. Creo que las personas adultas deben elegir sus propias historias. Historias que acerquen a la verdad, a algo que nos haga evolucionar, mejorar y empatizar. Que nos señalen quién es caperucita y quién es el lobo».
Vuelve a retomar la gira en Tenerife. ¿Tiene ganas de meterse de nuevo en la piel de Johnny? «Muchas ganas. Johnny ha sido un revulsivo en mi carrera. Llevo tatuadas en la mente cada una de las palabras de este montaje y mostrárselas al público siempre me hace muy feliz. Siento muchas emociones en cada función. Es un montaje extenuante, pero el feedback de la gente que la ve es tan bonito, que solo puedo estar agradecido».
«La obra hace reflexionar a la gente que la ve»
¿Cree que es una obra que deja huella en el público? «Sin duda. Hemos recibido muchos mensajes de personas que, días después de verla, seguían con el montaje clavado en la sien, haciéndose preguntas, encajando piezas y agradeciéndonos la representación».
La obra lleva en cartel desde su estreno en Valencia en 2021 y suma ya más de cien funciones. ¿Cómo valora la acogida que ha recibido en estos años? «Ha sido alucinante. Sentir al reír al público a carcajadas en un montaje que inicialmente se plantea duro, ver el brillo en sus ojos cuando acaba la pieza o escuchar sus palabras es muy bonito. Repetiría este viaje mil veces».
«Tenemos que trabajar en proyectos que nos ilusionen»
¿Qué le ha aportado la obra tanto a nivel personal, como profesional? «Me ha hecho darme cuenta de que los actores no tenemos que esperar a que alguien llame a la puerta. Es necesario sacar hacia adelante proyectos que nos ilusionen y nos muevan por dentro. Soy consciente de que el reconocimiento da más facilidades, pero ese reconocimiento viene de la experiencia que me ha dado formarme, llamar a puertas que no siempre se abrieron y escoger trabajos sin remuneración para aprender y seguir creciendo».
Ha trabajado en proyectos de televisión, cine y teatro. ¿Dónde se siente más cómodo? «Todo tiene su aquel. Personalmente me encanta la magia del teatro, el poder remover emociones y conciencias en un momento irrepetible. También, reconozco que la repercusión mediática que da la televisión o el cine son brutales y más aún con las plataformas digitales, que hacen que nuestros trabajos se conozcan en todo el mundo».
¿En qué proyectos futuros se encuentra inmerso? «Acabo de participar en el rodaje de Quién es quién, la próxima película de Martín Cuervo y se está preparando la gira de El monstruo de White Roses, un montaje dirigido por Jesús Torres y que protagonizo junto a Lucía Díez. Además, estoy desarrollando mi faceta como escritor y ando preparando la producción de mi primer corto como director y guionista, Abanto: La tradición«.