Cuando les dije a mis abuelos y a mi madre que quería estudiar Periodismo se quedaron perplejos: «¿Por qué no estudias Derecho o Ciencias Políticas, que tiene más salidas?». Les dije que no de manera rotunda. Entonces comprendieron que si mi verdadera vocación era el periodismo iba a luchar por ello pese a continuar escuchando más comentarios desalentadores: «Hay tantos periodistas que lo vas a tener complicado», «No tiene salidas profesionales», «Yo, que tú, me lo replantearía», «El nuevo periodismo es frío, calculador y manipulador» y un largo etcétera.
Afortunadamente, en mi primer día de clase mi vocación se vio halagada al escuchar las palabras de un profesor y periodista, José Luis Zurita, al decir que nos encontramos en el «mejor momento de la historia para ejercer el periodismo». Es gratificante cuando sales del bullicio colectivo y escuchas con atención las palabras de un profesional que se dirige hacia el periodismo sin repulsa.
Es verdad que en las redes sociales, el nuevo medio de comunicación de masas, campa la desinformación. Pero no hay que alarmarse por las desesperanzas de quienes creen tener la verdad absoluta y predecir el futuro. Ser periodista es mucho más. Está la mirada de observar más allá de lo cotidiano. Se trata de ver diferente y encontrar el porqué de lo que sucede en el entorno. Hay que saber cuándo y dónde estar, sentir un clic. El verdadero placer de sentir la vocación periodística pasa por seguir sus principios por encima de todo. Ahí está la diferencia entre la mediocridad y la excelencia.
«Se trata de ver diferente y encontrar el porqué de lo que sucede en el entorno. Hay que saber cuándo y dónde estar, sentir un clic»
Me atrevería a decir que el periodismo del XXI está cargado más de mediocridad que de excelencia. El avance de la tecnología, la aparición de la inteligencia artificial, el olvido de la escritura tradicional y el control de muchos medios por parte de poderosos actores políticos y económicos hacen que la esencia se pierda. El periodismo de hoy en día no se valora porque no se está haciendo valorar. Se vende y se regala al mejor postor.
El periodismo que practicaba Mariano José de Larra (1809-1837) se acercaba mucho más a la sociedad que el actual, ya que daba voz a los problemas de la España del siglo XIX sin ningún tipo de interés político o económico. Es más, en sus artículos periodísticos, como Vuelva usted mañana, se veía una intención reformista, limpia y que escarbaba en mayor profundidad la realidad.
Dejemos de contagiarnos por la maraña de internet y las nuevas tendencias. Me apunto a un periodismo más riguroso y creíble.