El pasado 25 de enero el Gobierno de coalición del Estado alemán de Bremen propuso vetar el uso de lootboxes en videojuegos a nivel federal, con la intención de proteger a los usuarios de generar dependencia a ellas. La oposición critica la dura restricción aunque abren pie a una posible regulación menos severa, al ser según FDP y La Alianza Alemana «jurídicamente insostenible» la eliminación total.
En caso de aprobarse, Alemania se sumaría a la lista de países de la Unión Europea que han legislado las lootboxes, entre ellos Bélgica, que prohíbe completamente su uso o Austria, donde los propios tribunales las consideran al mismo nivel que las apuestas y se rigen por las leyes de juego del país. En el caso de España llegó a desarrollarse un borrador de ley en julio de 2023 pero aún no se ha aprobado.
Las lootboxes o «cajas de botín» son la mecánica incluida en un videojuego por la que por medio de dinero real la comunidad del juego puede conseguir (o no) recursos de manera aleatoria para el título. En algunas ocasiones incitan a su compra por medio objetos o items temporales que solo se puede conseguir por este medio.
A pesar de que prácticamente no existe diferencia entre estas y los juegos de azar típicos, a ojos de la ley no son considerados como tal y viven en un limbo legal similar a los casinos virtuales. Al no existir una regulación para ellas, algunas compañías abusan de su uso con tácticas que incitan al consumo a un público vulnerable. Numerosos estudios afirman del peligro a desarrollar adicciones al juego a través de las lootboxes, especialmente en menores de edad.