A las 08.00 horas en Madrid el sonido del teléfono interrumpió la rutina. «No salgas de casa. Hay una bomba en la Estación de Atocha. No sabemos qué ha pasado», decía la voz al otro lado de la línea. Así comenzó el trágico jueves 11 de marzo de 2004 para quienes recibieron una llamada similar. 7.37. Hora punta. Diez bombas estallan en cuatro trenes diferentes en un momento en el que miles de personas se preparaban para iniciar su jornada laboral o estudiantil. El resultado fue devastador: 192 muertes y más de dos mil personas heridas en el que se considera el mayor atentado yihadista en Europa.
El 11M marcó un antes y un después en la historia de España. Hoy hace veinte años que este día cambió por completo la lucha contra el terrorismo. Además, la gestión del Gobierno de José María Aznar tras la masacre, que ocurrió solo tres días antes de las elecciones generales, provocó un terremoto político que llevó al PSOE al poder. La ciudadanía se movilizó y el país vivió un giro inesperado que sigue resonando en nuestros días.
«El documental de Netflix que cuenta algunas de las claves del ataque, los frenéticos días que lo sucedieron y las consecuencias que tuvo en la sociedad española»
11M es el documental de Netflix que cuenta algunas de las claves del ataque, los frenéticos días que lo sucedieron y las consecuencias que tuvo en la sociedad española. Esta pieza audiovisual de una hora y media de duración se sumerge en el punto de vista de las familias de las víctimas, servicios de emergencia, el personal funcionario en activo y múltiples periodistas y docentes. Al mismo tiempo, desenmascara la clase política del momento y desvela cuando se empezó a planear el atentado.
En los atentados participaron un total de veintidós hombres de los cuales siete se suicidaron en un piso de Leganés, catorce fueron procesados y uno todavía sigue sin identificar. Una de las muchas cuestiones que aún están sin resolver es la autoría intelectual del suceso. A pesar de que en el juicio no se llegó a una concusión, el documental señala directamente a una persona como el origen de todo: Amer Azizi, marroquí y que, según la CIA, llegó a ser mano derecha de Abu Hamza Raia, jefe de operaciones externas de al Qaeda.
El acontecimiento generó mucha confusión ya que la portada de todos los diarios al día siguiente señalaron a ETA como principal autor. Una hipótesis que después la Policía y los servicios de inteligencia tumbaron al comprobar que se trataba de un atentado cometido por al Qaeda. Una parte de la ciudadanía española cree que el 11M fue una consecuencia de la participación de España en la guerra de Irak, junto con Estados Unidos y Reino Unido. Por lo tanto, que Aznar moviera ficha aceptando enviar tropas puso al país en una especie de jaque mate, dejando ganar la partida al terrorismo islámico.
Finalmente, al Qaeda reivindicó la autoría de los atentados en una carta publicada en un diario londinense. Esta confusión y el posicionamiento del Gobierno de entonces llevaron a Zapatero a La Moncloa. La ciudadanía salió en masa a votar y castigó al Partido Popular en las urnas. Fue una de las muchas consecuencias del atentado.
Han pasado veinte años pero las cicatrices de aquel fatídico día aún perduran en la memoria colectiva. Hoy recordamos y honramos a quienes perdieron sus vidas, pero también a quienes sobrevivieron. Porque algunas personas no volvieron a coger el tren. No han podido superarlo o no les dejan hacerlo. Y otras decidieron reiniciar su vida al darse cuenta de que esta les brindó una nueva oportunidad y que no todo terminó aquella mañana del jueves 11 de marzo de 2004.