Esclavos de Bisbal

Cultura / Ocio

Música, baile y mucho meneíto son las palabras para definir lo que pasó anoche en Tenerife con David Bisbal. Aún no eran la 19.30 cuando las puertas del Pabellón Santiago Martín de La Laguna se abrieron para dar paso a los cientos de fans que llevaban haciendo cola desde horas antes. Dos pantallas a los lados del escenario que emitían el videoclip Diez mil manera daban la bienvenida a los espectadores que, pese a algunos problemas técnicos con el sonido e instrumentos, disfrutaron de de dos horas de concierto.

Con cuarenta minutos de retraso (21.40 horas) y tras varios abucheos por parte de un impaciente público por ver al cantante, las luces del recinto se apagaron para iluminar a los seis músicos que estaban colocados en cinco estructuras en forma de caja. Unos segundos más tardes, y entre aplausos, apareció el almeriense vestido completamente de negro con una americana azul para cantar Mi norte es tu sur, Antes que no y Fiebre.

«Gracias, a la gente de esta maravillosa Isla os quiero mucho», se dirigió al público por primera vez antes interpretar Quiero perderme en tu cuerpo, Culpable, El ruidoTu y yo y Si pero no. Canciones que hicieron que Bisbal moviera las caderas, acto que provocó gritos entre los presentes.

Momento de cumplir promesas


Una vez acabó con Diez mil maneras «llegó el momento de descansar y cumplir mis promesas», confesó el artista. «Yo dije que en esta gira iba a introducir música más latina y ritmos electrónicos, pero también juré que iba a incluir un set acústico para que la gente de Tenerife cante las mejores canciones que nos han llegado».

«¿Estáis listos?», preguntó el andaluz antes de sentarse con sus  músicos en forma de semicírculo en medio del escenario y cantar Como la primera vez, Esta ausencia, Camino a la verdad, 24 horas y Duele demasiado. Con esta última, las pantallas se encendieron con imágenes de conflictos bélicos y el cantante aprovechó para enviar un mensaje «para que dejen de existir las malditas guerras en el mundo». El público también tuvo algo que decir en esta canción, pues muchos estuvieron con las dos manos en alto y con carteles que contenían frases reivindicativas. Un movimiento que sorprendió a David Bisbal y agradeció. Luego, entre palmas y con un ambiente más fiestero, comenzó con No amanece, Todo es posible y Silencio. 

«Esta canción que viene a continuación es muy especial para mi porque la escribí en un momento de mi vida en el que estaba buscando al amor de mi vida. Hoy quiero dedicársela a todas esas personas que quieran entornar una puerta y ver al hombre o mujer de su vida», dijo antes de cantar Lo tenga o no.

«Así canta mi gente, así canta»


Sin duda alguna, uno de los momentos más emotivos llegó con Dígale, pues según el almeriense es una canción que lo ha unido con sus seguidores porque es de las primeras.  Y puede que tenga razón, ya que la mitad de la letra la cantó el público mientras Bisbal contenía las lágrimas en sus ojos.

«¡Así canta mi gente, así canta!», exclamó para dejar el escenario con música de piano de fondo. A los minutos, reapareció con una camisa blanca y azul y dedicar una canción «a todas las princesas de Tenerife». Con Lloraré las penas, Torre de Babel y Al Andalus puso su cintura en funcionamiento e incluso se atrevió a rapear, gesto que levantó varios gritos y ovaciones.

Dasoul, invitado sorpresa


Pensábamos que Bisbal no podía sorprender más cuando, de repente, pidió que recibiéramos con un fuerte aplauso a Dasoul con el que cantó Antes que no. «Ha sido un placer y espero volver a cantar contigo», se dirigió el almeriense al cantante de música latina. Un momento de agradecimientos que aprovechó para presentar a sus músicos y, sobre todo, para ofrecerle al público «el aplauso más importante de esa noche».

El escenario se oscureció y tanto el artista como su equipo hizo ademán de irse, pero no habían abandonado el decorado, cuando los espectadores ya reclamaban al artista con su habitual «¡Otra, otra!». Y Bisbal hizo caso, pues volvió a escena con una camiseta blanca y chaqueta caqui para cantar Ave María y Esclavo de tus besos. Pero sobre todo, la sopresa más grande de la noche fue cuando cantó Bulería después de diez años sin incluirla en el repertorio.

Con un «Te quiero Tenerife» puso fin a un concierto que muchos seguidores llevaban esperando más de tres años.

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