Un país que posee personas encargadas de generar problemas y que, a su vez, tiene medios para atajarlos, en ocasiones resulta contraproducente. Todos presumimos de una buena percepción sobre lo importante que es el medioambiente, pero no nos preocupamos por él realmente hasta que nos afecta en nuestras propias carnes. Sin duda alguna, las palabras fuego o incendio han estado más presentes que nunca en estos últimos días. Esta exaltación comenzó en la madrugada de este pasado domingo, cuando miles de hectáreas fueron calcinadas en el sur de Galicia. Al día siguiente, Asturias amaneció con un horrible olor a quemado al igual que en nuestro país vecino, Portugal. Y, ayer martes, se declaraban cuatro incendios en Castilla y León para cerrar estos días repletos de malas noticias.
Ahora más que nunca, la repercusión por esta clase de acontecimientos ha aumentado considerablemente. Pero, ¿cuáles son las causas de este tipo de catástrofes? Nosotros mismos. Sí, el ser humano está acabando con su propio territorio.
Muchos dirán que no existe concienciación suficiente sobre la protección de los montes, pero tan solo es necesario un poco de sentido común. Con la ayuda de los fuertes vientos asociados al huracán Ophelia, las altas temperaturas y la sequedad del suelo, cualquier acto inconsciente (por ejemplo, tirar una colilla al monte) puede desembocar en una desgracia de tal calibre.
Pero en este caso, todo parece apuntar a que no se trata de un despiste sino de algo intencionado y coordinado. También es posible que la naturaleza haya actuado como refuerzo para propagar aún más el fuego producido por la influencia humana. Sin embargo, sigue siendo necesaria una mayor prevención de nuestros bosques durante todo el año porque las actuaciones premeditadas son muy difíciles de remediar.
«Aunque parezca increíble, existen terroristas ambientales»
Cuatro regiones absorbidas por las llamas, acontecimientos muy próximos en el tiempo y mucho revuelo mediático. Aunque parezca increíble, existen terroristas ambientales. Es decir, personas que, a través de ataques contra el medioambiente, tratan de saquear a las poblaciones sus beneficios o destruir las propiedades ajenas.
En ocasiones no se trata de terroristas individuales, sino de agrupaciones de muchas personas. Y sí, estoy hablando de las empresas que buscan despejar estos espacios para poder construir sobre ellos. Todo esto gracias a la Ley de Montes, que permite la recalificación de los terrenos que hayan sufrido incendios.
En mi opinión, se trata de una norma constituida para el beneficio propio de quienes la implantan. Debemos tener en cuenta que si todos nuestros bosques se queman, los perdemos para siempre, ya que elaborarán sobre ellos un lugar totalmente diferente.