Un terremoto de magnitud 4.2 grados en la escala de Richter tuvo lugar este pasado 20 de abril al norte de la isla de El Hierro, a 26 kilómetros de profundidad. El temblor se sintió, sobre todo, en los municipios de Frontera y Valverde, aunque llegó incluso a notarse en Las Casas y Tabique, en el municipio de El Pinar, el más alejado del hipocentro.
Ramón Casillas Ruiz, profesor titular del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología y representante de la ULL en el Comité Científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (PEVOLCA), comenta que este tipo de seísmos aislados en el tiempo eran comunes antes de que se produjera la crisis sísmica en la Isla en 2011. De hecho, este es el decimosexto que se registra en el catálogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en el entorno herreño desde enero.
En el IGN figuran alrededor de 20 movimientos sísmicos acontecidos en El Hierro y sus proximidades en los diez años anteriores a la intensa actividad sísmica de 2011 que desembocó en la erupción submarina. Es, a partir de julio de ese año, cuando aumentó exponencialmente la misma. Basta señalar que en tan sólo 48 horas, entre los días 21 y 22, ocurrieron 309 sacudidas, para hacerse una idea de la envergadura del fenómeno.
Casillas afirma que el origen de este último seísmo es controvertido. Si bien su foco sísmico se ubica en una zona no muy alejada de donde en los últimos años ha habido terremotos de semejantes características producidos por desplazamiento de magma bajo la corteza, este último puede estar relacionado con el movimiento asociado a una falla. “Parece ser un seísmo aislado, que podría tener un origen simplemente tectónico”, apunta el experto.
