¡Mente sana, cuerpo diez!

Fitness

Una buena alimentación no solo es la clave para conseguir el físico de ensueño, sino para cuidar de la salud de las neuronas. En los momentos de mayor exposición a estrés por la vida diaria, las células cerebrales sufren más de lo debido y eso pasa factura a la hora de mejorar el rendimiento deportivo y la composición corporal. La mayor parte de la efectividad de los entrenamientos diarios se atribuye a la fortaleza mental, puesto que el cuerpo humano puede llegar a límites insospechados. Por ello, hay que abastecer al cerebro con los mejores nutrientes posibles.

Está claro que una dieta sana y equilibrada cumplirá esta misión y no será necesario ningún tipo de suplementación. A mayor variedad, menor será el riesgo de caer en depresiones crónicas, sufrir de ansiedad, mayor será la concentración, la memoria y menos probabilidades habrá de contraer diferentes enfermedades mentales a lo largo de la vida. Sin embargo, existen determinados ingredientes que cumplirán esta tarea de forma mucho más eficiente y acertada.

Fuentes esenciales de omega 3


En primer lugar, los pescados azules o grasos como el salmón, el atún, la sardina, el boquerón, el bonito o el pez espada son ricos en ácidos grasos omega 3. Este micronutriente es esencial no solo para prevenir problemas de demencia y artritis, sino para disminuir riesgos de enfermedades cardiovasculares. Las sardinas y el atún son la opción más económica y fácil de encontrar, incluso de forma fresca o congelados, como alternativa a las conservas en lata.

Por otro lado, las semillas de chía o lino también brillan por su abundancia en este tipo de grasa, así como las nueces, almendras o semillas de calabaza. Son todas ricas también en ácido fólico o vitamina B9, la encargada de formar la hemoglobina en los glóbulos rojos, que transportan el oxígeno por todo el organismo, incluyendo el cerebro. Cuanto más oxigenado esté, más agilidad mental.

Antioxidantes para combatir el envejecimiento de las neuronas


Los vegetales de hoja verde como la espinaca, el brócoli, las acelgas, el kale o coliflor también son un buen aporte de vitamina B9, así como numerosos antioxidantes que rebajan el impacto del estrés en las neuronas. Esto podría suponer la diferencia entre ser propenso a sufrir un accidente cerebrovascular o estar perfectamente sano, por ejemplo.

Para continuar con la línea de los antioxidantes, numerosos estudios a lo largo de la evolución de la nutrición han concluido que los frutos del bosque son perfectos para combatir los radicales libres que inducen a la oxidación de las células cerebrales y mejorar la capacidad de la memoria. Esto se debe a los flavonoides que se encuentran sobre todo en la piel, sustancia que el ser humano no puede sintetizar. Las fresas, arándanos y moras son las estrellas de esta categoría, además de que tienen un aporte calórico relativamente bajo.

Por otro lado, la tradición milenaria y la evolución de la medicina, en el estudio de las propiedades de distintas hierbas,afirman que el té verde es un gran aliado para mimar el cerebro y mantenerlo activo a edades muy avanzadas, entre otros beneficios. Lo achacan a su alta concentración en teanina, sustancia que potencia la actividad de las neuronas y pueden inducir la producción de dichas células en edades adultas, lo que aumenta la capacidad de aprendizaje y atención. Además, puede prevenir e incluso ayudar a tratar enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer. Sin embargo, hay que consumirlo con moderación puesto que interfiere en la asimilación del hierro y el calcio.

Té verde antioxidante.

El cacao es otro alimento que no debería faltar. Hay que diferenciarlo del chocolate, puesto que si este producto no contiene más de un 70% de concentración del ingrediente protagonista, los beneficios se reducen notablemente. Los propios granos de donde proviene este alimento posee cierta concentración de magnesio y teobromina, algo que aumenta la concentración de serotonina y dopamina. De ahí que se considere un elemento perfecto para lidiar con la depresión y los malos estados anímicos.

Nada me gusta más que una buena mente traviesa y ágil para conversar. Curiosa por naturaleza, con ansias de comerme el mundo. Ando siempre en busca de la perfecta combinación de palabras.

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