Carta blanca en las redes

Opinión

La noticia del fallecimiento del pequeño Gabriel Cruz ha afectado a toda España. Desde hace dos semanas las redes se inundaron de «pececillos» en busca del niño, Twitter rebosaba fotos de personas levantando al aire dibujos de peces azules. Sin embargo, la historia acabó de la peor forma posible y todos nos vimos conmocionados. Asimismo, la presunta culpable es la pareja del padre de Gabriel, quien, por casualidad, es de origen dominicano.

En cuanto los medios se hicieron eco de la detención de Ana Julia Quezada, Internet ardió. Miles de comentarios llenaron las páginas, a cada cual más lleno de odio. Parece que este acontecimiento ha dado carta blanca a las personas para sacar comportamientos y actitudes racistas. «Negra», «inmigrante» o «mujer» son algunos de los términos que usan de manera despectiva para referirse a este individuo.

La propia madre de Gabriel hizo un llamamiento: “Están apareciendo muchos mensajes pidiendo muerte. Entiendo que sienten la misma rabia que yo, pero que lo usen para pedir bondad en el mundo”. Esas fueron las primeras declaraciones de Patricia Ramírez. ¿Cómo es posible que una de las principales afectadas busque que se acabe todo este odio?

Menos odio y más respeto


El asesino de Diana Quer era de La Coruña, el hombre que acabó con la vida de Mariluz tenía origen en Huelva y el de Marta del Castillo, en Sevilla. Los tres fueron casos de tremenda repercusión, pero en ningún momento se nombró su etnicidad o sexo. ¿Acaso las consecuencias de estos crímenes no fueron tan graves como las de Gabriel Cruz?

En las noticias sobre este asunto siempre se señala que Ana Julia era mujer, y de la República Dominicana. ¿Es necesario? No creo que sea una información tan relevante como para ponerla en los titulares. Con esto solo perpetuamos el odio y la xenofobia. Estamos separando más a un país que lo que necesita es unión y apoyo.

Las redes sociales rebosan de comentarios despectivos, y ya ni siquiera se refieren a la persona que cometió el crimen, sino a toda una raza. De nada vale defender la igualdad si no se aplica en todos los aspectos. Quizás deberíamos escuchar más a la madre de Gabriel y utilizar toda esta energía en transmitir un mensaje positivo. La pérdida del «pescaíto» nos ha dolido a todos, pero es nuestra responsabilidad saber cómo reaccionar.

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