Dinero, salud y amor. Seguramente muchos de ustedes hayan deseado para 2018 esos elementos. Yo hablaré del segundo. Quizás de los tres, este sea el que más pasa desapercibido, sobre todo cuando tenemos la suerte de estar sanos. Sin embargo, es el que más se echa de menos cuando no lo tenemos. No obstante, en muchas ocasiones esta pasa a un segundo plano y anteponemos otras prioridades a su cuidado. Estos hábitos pasan factura, y así lo demuestran las cifras de diferentes organismos relacionados con el cuidado de la salud.
Muchos jóvenes fuman para «encajar» en su grupo de amigos, otros tantos esperan con ansias al «lotazo» del fin de semana… A estos se suman los que se alimentan a base de pizza y dulces porque les da «pereza cocinar». Estas son solo algunas de la muchísimas prácticas perjudiciales. En la juventud parecemos invencibles, estamos en nuestra plenitud física y, a pesar de esas costumbres, nos seguimos sintiendo bien. Pero toca recordar que el cuerpo tiene memoria, y que estas acciones auto-destructivas nos van a pasar factura tarde o temprano.
Según el Ministerio de Sanidad, 6 de cada 10 adolescentes se han emborrachado alguna vez en su vida. Según la revista científica Farmacia Abierta, el alcohol es el causante del 65% de los casos de cirrosis (Enfermedad crónica e irreversible del hígado que se origina a causa de la destrucción de las células hepáticas) que se detectan en España. Este padecimiento provoca 800 000 muertes anuales en el mundo.
Estas cifras se trasladan a nuestra vida diaria
Las enfermedades cardiovasculares se mantuvieron como la principal causa de defunción en España durante el 2016. Todo esto se da, en muchas ocasiones, como consecuencia de factores de riesgo que podemos controlar, como la presión arterial o el colesterol. Dicha problemática sanitaria guarda relación con los altos índices de obesidad que existen en nuestras sociedades. Según un informe elaborado con la colaboración de la Organización Mundial de la Salud (OMS), España es el segundo país europeo con más población obesa.
Más allá de los datos, hay que pararse a pensar en cómo estas cifras se trasladan a nuestro día a día y de qué forma nos perjudican. Vemos la capacidad de movilización para afrontar otras lacras sociales como el paro, el racismo, o la violencia de género; pero apenas existe poder de reacción ante esta cuestión.
Y ahora te pregunto querido lector, después de haber leído esto, cCrees que te preocupas lo suficiente por tu salud? Responde con sinceridad. Yo lo tengo claro, es tiempo de cambiar y debemos empezar por nosotros mismos.