Faustino Afonso Domínguez es estudiante de Medicina en la Universidad de La Laguna y, a su vez, es deportista de alto rendimiento en la selección española de natación paralímpica. Con solo 26 años fue campeón de España en 2013, séptimo del mundo en Glasgow 2015 y quinto de Europa en Funchal 2016. Actualmente, es el octavo mejor nadador del mundo. Además, es socio-fundador de Atletas Sin Fronteras (ASF), asociación para promover el deporte adaptado como medio de inclusión y, por ello, ha ganado el XII Premio Valores Humanos concedido por la ULL en marzo de este año.
El deportista afirma que no le cuesta compaginar la carrera con el ejercicio de alto rendimiento porque ambas son su pasión. “La clave es disfrutar, porque si no lo hago, tendría que dejarlo para sacar tiempo para lo que me gusta”, explica. Sin embargo, recalca el estrés que sufre y lo poco que duerme durante las épocas de exámenes.
Respecto a la natación, señala que su vida gira en torno a ella porque gracias a eso ha logrado superar las grandes barreras que le ha supuesto tener una discapacidad en las caderas. “Esta disciplina me ha aportado todo junto con mis padres”, indica. Esto es, según precisa Afonso, porque los médicos, en un primer momento, le dijeron que nunca podría caminar. Sin embargo, su familia le apuntó a este deporte con el objetivo de que aprendiese a nadar antes que a andar. «Para mí representa los zapatos que me mantienen en pie», asegura.
“El momento más feliz fue cuando me convocaron para el mundial’’
Faustino Afonso considera que estar entre los ocho mejores del mundo es increíble, aunque el momento más feliz de su vida fue cuando lo convocaron para el mundial de 2015. “Fue mi gran salto al deporte internacional”, recalca. También, afirma que lo mejor de acudir a grandes competiciones es el ambiente de profesionalidad y adrenalina que se respira y que, por el contrario, lo peor son los nervios. “La parte más negativa es cuando te superan, aunque a mí nunca me ha pasado”, insiste.
Después de haber conseguido tantos logros, unos de los propósitos que se plantea el nadador es, en primer lugar, terminar la carrera de Medicina para llegar a ser médico y curar a las personas. Además, aspira a acudir a unos juegos olímpicos, puesto que se quedó a las puertas de los de Río de Janeiro. “Siempre tengo la espinita de presentarme, porque me falta llegar al olimpo”, declara.
“Atletas Sin Fronteras surgió con las ganas de devolver al deporte lo que este nos había dado’’
Por otra parte, el alumno es socio fundador de Atletas Sin Fronteras, una organización que pretende favorecer la integración de las personas con discapacidad en la sociedad a través del deporte y la cultura con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estas. Sostiene que la idea de constituir esta federación surgió en una travesía con Juan Aguiar cuando observaron que había más personas con discapacidad. “Queríamos devolverle al deporte lo que este nos había dado”, añade. Por este motivo, el entrevistado expresa que haber recibido el XVII Premio Valores Humanos tan joven fue todo un honor.
Por último, Faustino declara que su gran apoyo fueron sus dos compañeros fundadores y las personas de su entorno, sin las que habría sido imposible llegar hasta donde se encuentra. “Yo siempre he dicho que la única habilidad que tengo es rodearme de personas maravillosas que me han llevado en volandas hasta donde estoy ahora”, concluye.
