La conferencia Actitudes lingüísticas de los canarios hacia su habla se celebró el pasado jueves 3 de mayo. El acto se efectuó en la Sala de Audiovisuales de la Sección de Filología, situada en la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Laguna. Narés García Rivero, miembro del INULAB y ganador del Premio al Mejor Expediente Académico por la Asociación Alumni ULL en el curso 2015-2016, fue el encargado de la ponencia en la que planteó un «análisis de las creencias y actitudes que los hablantes canarios muestran hacia su forma de hablar, es decir, hacia su modalidad lingüística». El evento se enmarcó dentro del VI Coloquio del Instituto Universitario de Lingüística Andrés Bello.
García explicó que el español de Canarias «es una variedad hispánica que se enmarca dentro del conjunto de hablas reunidas bajo el marbete del español meridional o atlántico». Dichas hablas hacen referencia «a una serie de similitudes lingüísticas existentes en tres áreas dialectales: Andalucía, Canarias y América». Así pues, aclaró que, a pesar de ser «una de las peculiaridades mejor descritas del español», no significa que no existan «unos aspectos concretos de los que se requiera una mayor atención».
Los tres posicionamientos sobre el español de Canarias
El miembro del INULAB afirmó que el interés académico no es nuevo y que hay diversos trabajos a este respecto. Como ejemplo puso al artículo Algunas características de las hablas canarias de Ramón Trujillo, en el que «trata un poco las actitudes de los hablantes hacia su modalidad». «Esta línea la siguen otros autores como Ortega o Morera», añadió. Sin embargo, García también comentó que los trabajos de los estudiosos mencionados se han realizado «bajo una metología impresionística», citando a Blas Arroyo, y que «se valen de su propio conocimiento sobre la realidad lingüística insular y no mediante trabajos de campo».
En este sentido, «no se ha llegado a generar un consenso sobre este tema y hay tres posturas principales que se han defendido». En primer lugar, la «creencia de que existe una tradicional minusvaloración de los canarios hacia su propia variedad»; en segundo lugar, la «existencia de una minusvaloración tradicional pero con un proceso de cambio en esas actitudes en épocas más recientes»; y, por último, la «existencia de actitudes diversas tanto positivas como negativas durante todo el período de tiempo».
«Aportar una visión más actualizada de las actitudes lingüísticas de los canarios hacia su habla»
García Rivero explicó que los objetivos que se ha marcado «son aportar una visión más actualizada de las actitudes lingüísticas de los canarios hacia su habla, incorporar el uso de métodos cuantitativos y estadísticos, comparar los resultados con las tesis ya existentes y establecer líneas de futuro que puedan llevar a un mejor conocimiento de este tema». Para ello, García realizó una encuesta a un total de «16 informantes» preguntando tanto acerca del español de Canarias como del español estándar.
El sondeo estuvo compuesto por dos tipos de juicio. Por una parte, «basados en la distancia y la emocionalidad», que puede ser «dulce-agresiva, cercana-distante y cordial-seca». Los segundos, «basados en el prestigio y el estatus: correcta-incorrecta, fina-bruta, prestigiosa-no prestigiosa, adecuada para hablar en público, etc.». «El método consiste en la selección de un valor numérico entre 1 y 5», aclaró, siendo el 1 el que más se acercaba al primer término de la pareja de palabras y 5 al segundo; el 3 sería una opinión intermedia.
Los resultados
Respecto al español de Canarias, «la distancia y la emocionalidad en ningún caso las medias sobrepasan el 3», por lo tanto, se pudo afirmar que «los hablantes canarios profesan actitudes lingüísticas positivas hacia su variedad: la consideran dulce, cercana, cordial…». Por otro lado, en el prestigio y el estatus, se produjeron unos «ligeros cambios», puesto que, a pesar de que «tampoco superan el 3, están bastante más cerca». Esto confirmó que hay una «indefinición» o actitudes poco claras hacia el tema.
Así pues, en el español estándar o centropeninsular, en relación a la distancia y la emotividad, «los hablantes canarios no manifiestan unas actitudes definidas». Sin embargo, «pasa todo lo contrario» en el juicio del prestigio y el estatus, ya que «sí parece que tienen bastante claro que se trata de una variedad prestigiosa, fina, adecuada para hablar en público».
En cuanto al análisis por edad (dividido en dos grupos: de 20 a 50 años, y de más de 50 años), la encuesta mostró que los jóvenes «presentan una actitud menos definida y en todo caso una consideración ligeramente negativa frente a la generación mayor que muestra unas actitudes más positivas» en el prestigio del habla. «Las diferencias intergeneracionales son muy significativas», postuló García. «Los jóvenes consideran su forma de hablar como poco prestigiosa, con un valor medio de 3’4, mientras que los mayores la consideran una variedad bastante prestigiosa con una media de 2».
Como conclusiones, el miembro del INULAB explicó que «en lo relativo a la distancia y la emocionalidad, en general las actitudes son positivas». En cambio, «hacia el español estándar no parece que los hablantes manifiesten unas actitudes del todo claras». Asimismo, aclaró que «hay que señalar la necesidad de hacer investigaciones más amplias y con una mayor variedad de métodos».