El 45 % de la población española sufre algún problema al dormir, pero menos de un tercio de las personas que lo padecen acuden en busca de ayuda. Jorge Delgado tiene 40 años y le diagnosticaron narcolepsia a los 34, un trastorno raro que afecta a muy pocos españoles y que hace que se duerman de forma irrefrenable. Aunque hayan pasado 6 años, sigue sin poder controlar el quedarse dormido: “En la guagua siempre me paso de pueblo porque me quedo dormido”. En cambio, a Paola Benítez le diagnosticaron insomnio secundario a los 11 años y sus fases del sueño comenzaron a verse interrumpidas. Ahora tiene 19 y afirma que le han quedado secuelas: “En ocasiones, me tengo que levantar de la cama porque no consigo conciliar el sueño”.
A los tres meses de ir a su primera consulta, a Jorge Delgado le hicieron una resonancia magnética y le extrajeron líquido de la médula, pero los facultativos no observaron nada extraño. A partir de ahí, siguió asistiendo al centro médico más cercano porque él estaba seguro de que dormirse a todas horas no era normal: “Me duermo en cualquier sitio en el que esté quieto”. Tras realizarle otra resonancia, un escáner magnético y dejarlo en observación, los doctores le diagnosticaron narcolepsia.
«Siento vergüenza e impotencia por no llevar una vida mejor»
El paciente tiene muy presente todo el procedimiento por el que ha tenido que pasar para saber qué le estaba sucediendo. Por si fuera poco asimilar lo que conlleva este trastorno, se le suma el tratamiento que tiene que tomar de por vida: “Siento vergüenza e impotencia por no llevar una vida mejor”. Pero Jorge no deja de luchar contra ello. Como muchas otras personas que padecen algún trastorno parecido, el deporte hace que se olviden de todo el malestar que genera la situación que les toca vivir.
Jorge Delgado es consciente de que tiene que convivir y saber llevar la patología del sueño que sufre. Sin embargo, su familia le apoya, pero no de la forma que a él le gustaría: “Muchas veces me han dejado de lado porque me ven como una persona extraña y, en ocasiones, ven imposible o no se creen lo que me pasa y que me deje dormir”.
La psicóloga Juliana Cabrera asevera que “la narcolepsia es un trastorno difícil de sobrellevar y que todavía no hay una cura definida. Solo queda realizar actividades que mantienen el cuerpo activo y la mente ocupada, a parte de una buena alimentación”. Cosas que realiza Jorge pero que, aún así, es imposible controlar el sueño repentino.
“Durante la noche me levantaba asustada, empezaba a golpear las cosas y respiraba rápido”
Todo lo contrario le sucede a Paola Benítez, donde dormir le supone una tarea casi imposible. A sus 8 años, sentía miedo de que llegara la noche. Esto se debía a que su fobia por meterse en la cama (clinofobia), era real: “Pensaba que si me dormía, podía entrar alguien a robar a mi casa, que me querían secuestrar o que iba a salir un ser maligno de debajo de mi cama”. De este modo, la paciente recuerda con 10 años que su madre, Mari Paz Hernández, le decía que “durante la noche llegaba a levantarme asustada, empezaba a golpear las cosas y respiraba rápido. Claro, no recordaba lo que había soñado ni lo que yo hacía”.
A pesar de que era una niña, Paola presentía que no dormir bien durante tanto tiempo seguido iba a terminar afectándole. Así fue. Al año siguiente, como consecuencia del sueño interrumpido, sus padres decidieron llevarla al médico y acabaron diagnosticándole insomnio secundario a raíz de que, además, era asmática. Asimismo, le perjudicó mucho la presión de sus compañeros de clase al meterse con su estatura y le preocupaba que nadie la quisiera por ser como era. No obstante, el baloncesto hacía que se evadiese de todos sus problemas.
«Me estaba atormentando a mí misma»
Paola asegura que el insomnio y su dificultad para pegar el estirón han sido un inconveniente en su día a día, se sentía avergonzada y le echaba la culpa de no crecer al no poder dormir. Ahora, es consciente de todo lo ocurrido y lo absurdo que era obsesionarse con ser grande o alcanzar una determinada altura: “No me daba cuenta de que el problema no era ni el sueño ni mi estatura, simplemente, me estaba atormentado a mí misma por las malas influencias y mis paranoias. Pero, menos mal que he parado en el momento exacto”.
La paciente conocía el tratamiento que debía llevar a cabo y las cosas que tenía que evitar para dejar de padecer la patología o por lo menos, disminuir los síntomas. Su principal objetivo era conciliar el sueño. Según la psicóloga Juliana Cabrera, “el insomnio se puede combatir acostándose cuando se tenga sueño y no antes. Además, en caso de desvelarse más de 20 minutos, no mantenerse en la cama y evitar leer o mirar las redes sociales tumbados en ella”. Casos, que casi ninguna persona cumple y menos, Paola.