¡A ritmo de salsa!

Cultura / Ocio

Patricia Ferrer e Iván Rodríguez, pareja tanto en la pista de baile como fuera de ella, tenían un sueño: crear su propia academia, ir más allá de lo que le imponían sus jefes por aquel entonces. Su objetivo era claro y las ideas de un futuro en el que ambos eran dueños de su propia escuela danzaban en sus mentes y, como todo artista, deseaban llevarlas a cabo. “Entonces, acabamos aquí”, narra Rodríguez mientras contempla, con cariño, lo que él y su compañera han conseguido.

Sin embargo, la finalidad de Studio 54 va mucho más allá de las clases de danza. Los valores por los que se componen tanto los profesores como el propio lugar hacen que los alumnos y visitantes se sientan “como en casa”. El baile puede aportar muchas cosas a quien lo practica y en la academia desean explorar todas estas posibilidades. Convivir y conocer a otras personas, abrirse a diferentes maneras de pensar y compartir esos mismos pensamientos. Según detalla el artista, lo que se consigue con esto es desconectar un poco de los problemas del día a día, que el estudio se convierta “en una zona de confort para todos los que pasan por aquí”. Pero, no solo es importante que los alumnos estén felices con las clases y con el lugar. Esa creencia de “zona de confort” también se transmite a los profesores porque, tanto Rodríguez como Ferrer, saben lo que significa un trabajo poco motivante, por eso, “no queremos que a ellos les suponga un dolor de cabeza venir”.

Para que esa energía positiva que ambos quieren transmitir a sus compañeros y a los alumnos, Rodríguez cuenta que vive prácticamente en la academia. “Nosotros abrimos a las seis pero yo estoy aquí desde las tres”, detalla. Ambos bailarines intentan que todo vaya sobre los raíles que ellos mismos han construido. “No queremos que nada se descarrile”, ya que el trabajo más importante dentro de Studio 54 es el que se desarrolla más allá de los ojos del público. Asimismo, el trato personalizado es una de las características de este equipo, ya que creen que el cliente tiene que estar “siempre en contacto con la directiva” y no que los directores sean un ente separado de la organización.

«Aunque un día las cosas vayan mal, nunca dejaremos de estar ligados al baile»


La vida actual de los directores gira entorno a esto que han creado. El baile es el protagonista su vida ya que son quince años los que llevan bailando y doce enseñando lo que han aprendido. “Siempre quise conocer los bailes latinos”, confiesa, el ahora profesor, mientras recuerda lo que sentía al ver algunas parejas y como “la envidia sana” le hizo querer entrar en ese mundo de música y movimiento. Fue, en una de las clases de danza, donde conoció a su compañera y pareja en un camino que les ha llevado a abrir su propia escuela.

Aunque siempre han superado los problemas que surgen cuando tienes tu propio negocio, Rodríguez confiesa que, “aunque un día las cosas vayan mal”, nunca dejarán de estar ligados al baile. El dueño de la academia tiene muy claro que, por muchos problemas que puedan manifestarse, buscaría una solución para seguir dentro del mundo de la danza.

«Estamos muy ilusionados con tener a los campeones del mundo de bachata como profesores»


Studio 54 está integrado por grandes profesionales de la danza aunque cabe destacar la presencia de los campeones del mundo de bachata Jony y Noe, o David y Susi, terceros del mundo en kizomba, estilo de baile nacido en Angola. No obstante, y pese a que estos dos tipos son los más aclamados por el público (junto a la salsa), en la escuela se imparte un abundante repertorio de clases. Hip hop, danza moderna o popping son unas de las muchas danzas que se pueden encontrar en esta academia.

Como declara Rodríguez, para ellos es un orgullo que personas tan competentes y expertas hayan elegido Studio 54 para dar sus clases. Y, aunque sentimentalmente “estamos muy ilusionados con tener a los campeones del mundo de bachata y a los terceros del mundo en kizomba con nosotros”, comercialmente les ayuda a ampliar sus expectativas de marketing. Sin embargo, aclara que Jony y Noe comenzaron a ensayar en Studio 54 unos meses antes de presentarse al mundial, “trabajando codo con codo, ayudándoles a ensayar…”, comenta satisfecho.

Pero, y aunque han cumplido su objetivo principal, que era crear la escuela, “soy de los que opina que siempre va a quedar camino que recorrer”. La ambición de los directores de Studio 54 es imparable. Desean ampliar sus servicios a la vez que sueñan con abrir una sede en otro lugar de la Isla. “Este espacio seguirá existiendo porque fue el inicio de todo”, aclara el bailarín. Ambos, Rodríguez y Ferrer, tienen una intención y meta clara: presentarse a competiciones donde el nombre de Studio 54 sea el protagonista.

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