Pixar es sinónimo de calidad. Desde que la compañía hizo historia con la maravillosa e innovadora Toy Story, sus películas no han dejado de crecer y a día de hoy es un referente en el cine de animación. Sin embargo, en los últimos años se ha metido en terreno pantanoso con las secuelas, que son sin duda, el gran talón de Aquiles de Pixar. Toy Story 2 fue una excelente secuela y Toy Story 3 es una auténtica joya del cine de animación, pero al margen de la trilogía de los juguetes, otras no han tenido tanta suerte. Monstruos University supo más bien a poco y Cars 2 es a día de hoy, la única película mala de la compañía. Por este motivo, cuando anunciaron la (innecesaria) continuación de ese gran clásico moderno que es Buscando a Nemo, muchos recibimos la noticia con recelo. ¿Estaríamos ante otro desastre de la envergadura de Cars 2?
Ha pasado un año desde los acontecimientos de Buscando a Nemo y ahora Dory vive una apacible vida junto a Marlin y su hijo Nemo. Pero cuando el problema de memoria de Dory parece desaparecer durante un segundo: recuerda que tiene una familia y decidirá en ese momento partir en una aventura para reencontrarse con sus padres, a los que perdió años atrás.
La premisa es bastante simple y no demasiado original. Tampoco lo era la de la primera, pero aquella lo compensaba gracias a sus carismáticos personajes y a que conseguía que nos implicáramos con la historia. Esto no me ha sucedido con esta secuela. La historia mala no es, pero en ningún momento llega a atrapar demasiado salvo en momentos puntuales. Esto quizá se debe a que a diferencia de esta, en la anterior realmente había algo en juego y te preocupaba que la cosa no acabara bien. También veo bastante criticable que la moraleja de la película vuelva a ser la misma que la que vimos hace trece años. Creo que con más de una década entre una y otra podrían haber sido más originales.
Realmente el motor que impulsa esta película son los personajes, tanto a los que ya conocemos como a las nuevas incorporaciones. De los que ya conocemos, la gran beneficiada es Dory, que ve su rol expandido y gracias a una serie de flashbacks, conocemos la historia de este personaje y le da más profundidad. Los grandes protagonistas de la anterior, Marlin y Nemo, aquí juegan un papel razonablemente importante pero son personajes secundarios, lo cual no es malo, pero no profundizan demasiado en ellos y no vemos una evolución aparente con respecto a cómo acabaron en Buscando a Nemo. Pero sin duda los que se roban el show son los nuevos personajes, especialmente el pulpo Hank, la tiburón ballena Destiny y la beluga Bailey, que además de funcionar como alivio cómico, realmente son esenciales en la historia.
A nivel técnico sí que no hay reproches ya que visualmente la película tiene un aspecto impecable. También destaca la labor de Thomas Newman a cargo de la banda sonora, quien ya se encargó de componer la música de la primera entrega y que vuelve en plena forma. No diría que su trabajo ha sido superior en esta cinta, pero sí que creo que la banda sonora está a la altura de la de Buscando a Nemo.
Mi conclusión es que estamos ante una digna secuela. Ciertamente peca de ser bastante convencional y poco ambiciosa, pero consigue retener algunos de los puntos fuertes que hicieron grande a la primera película, pese a no estar a su altura. Es un alivio que no haya resultado ser una nueva Cars 2 e incluso consigue estar un peldaño por encima de Monstruos University, pero desgraciadamente no llega al nivel de las secuelas de Toy Story.