El estamento arbitral en Canarias está estructurado en 13 delegaciones, las siete de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, coordinadas por el Comité Interinsular Tinerfeño de Árbitros de Fútbol (Capital, Norte, Sur, Tacoronte, Santa Cruz de La Palma, El Hierro y La Gomera), y las seis de la provincia de Las Palmas, dirigidas por el Comité Técnico de Árbitros de fútbol de Las Palmas (Capital, Arucas, Gáldar, Sureste, Lanzarote y Fuerteventura). En todo el Archipiélago hay contabilizados 700 colegiados, los cuales se enfrentan a numerosas situaciones en el terreno de juego.
“Hay un claro déficit en cuanto al número de árbitros en Tenerife con respecto a Gran Canaria, donde llegan casi a los 500. Esto nos genera grandes dificultades a la hora de las designaciones, ya que una persona puede pitar cinco partidos en un solo fin de semana”, comenta Javier Vázquez, director técnico del CITAF.
En estos encuentros la figura del juez de campo se expone a las críticas y a la presión de 22 jugadores, el público, entrenadores, etc. A veces se quedan en protesta pero, en otras, se llega a los insultos, desconsideraciones o, incluso, agresiones. Según los datos del Comité Disciplinario de la Federación Tinerfeña de Fútbol, se han registrado, en los últimos dos años, siete episodios violentos graves hacia el colegiado. Una de las últimas víctimas fue el asistente Carlos Díaz García, quien fue agredido en un enfrentamiento de la categoría Regional entre el Atlético Pinar y el Atlético Victoria.
“Una delegación cubre entre 200 y 300 partidos cada semana y se registran alrededor de 2 o 3 incidentes de este tipo al año”
“El caso de Carlos fue duro y toda una pena porque es algo que no suele pasar. Una sola delegación cubre entre 200 y 300 partidos cada semana y se registran alrededor de dos o tres incidentes de este tipo al año, por lo que el porcentaje es ridículo. Otra cosa son los conatos de incendio, que hay bastantes”, afirma Marcos Carballo, árbitro asistente de Tercera División.
Desde otra perspectiva habla C.G, colegiado de fútbol base que prefiere mantenerse en el anonimato. “Al final lo que se contabilizan son solo las agresiones o los intentos de ello. Pero en muchos choques tenemos que lidiar con cosas desagradables. Lo mejor que vas a escuchar es ‘hijo de puta’, pero te concentras y con la experiencia te haces inmune a todo”.
86 episodios violentos en la temporada 2016-2017
El fútbol está considerado como el deporte rey, pero también como el más violento, según el último informe del Consejo Superior de Deportes. En España, en la temporada 2016-2017, tuvieron lugar 1067 episodios de este tipo, frente a los ocho del fútbol sala o los siete del baloncesto. Concretamente, los referidos a los árbitros ascienden a 86 (29 agresiones, 10 intentos de agresión, 32 insultos y 15 amenazas).
Pero, ¿cómo se castigan estas infracciones? Las sanciones impuestas por el Comité Disciplinario de la Federación Canaria de Fútbol oscilan de los cuatro a los doce encuentros o tres meses de inhabilitación (si es desconsideración de uno a tres). Si se produce una agresión a los colegiados sin consecuencias dañosas, la suspensión aumenta de tres a seis meses para los jugadores y, si se cataloga como acto grave, de tres años y un día a ocho años, además de sanciones económicas para los clubs de hasta 3000 euros, cierres de campos, inhabilitación de cargos dentro del conjunto protagonista o, también, la prohibición a la entrada de recintos deportivos de los aficionados que hayan estado involucrados.
Preparados en todos los sentidos
Fuera del foco de la fama y constantemente sobre el de la polémica, la figura arbitral ha sido históricamente esencial para el desarrollo del juego. “Sin nosotros no hay fútbol y es algo que la gente no se da cuenta. Somos jueces y a los jueces no se les debe poner en duda su trabajo nunca, ya que son una autoridad”, asevera Adrián Pérez, aspirante a colegiado de la Delegación de Santa Cruz de Tenerife. Titulares en la prensa deportiva, horas enteras analizando polémicas y todo porque, tal y como cuenta Carballo, “no se comprende nuestra labor y la dificultad que tiene. Al final los que peor nos vamos a casa somos nosotros al ver en la tele que nos hemos equivocado”.
La sociedad guarda una visión muy crítica con este estamento y, prueba de ello, son las conclusiones obtenidas por el diario Marca en una encuesta, al final de la campaña pasada, donde se puntuaba a los 20 jueces principales que pitan en LaLiga. Los resultados dejaron a 19 suspendidos y a un solo aprobado: el debutante Javier Alberola Rojas.
“El árbitro hoy en día es un atleta, el que no tenga una preparación física excelente nunca va a llegar”
Los colegiados en la actualidad son todos unos estudiosos del fútbol, de su reglamento y, todo ello, aparejado a una formación que comienza desde sus inicios. Asimismo, queda atrás aquel juez vestido de negro con una mala forma física y una imagen de falta de profesionalidad. “El desarrollo físico y teórico de un árbitro es imprescindible. Yo le dedico a la semana un chorro de horas más allá de los partidos, así que imagina uno que pite en la élite. Lo triste es que es algo que se desconoce”, asegura Carballo.
La labor formativa en Tenerife corre a cargo del CITAF y de manera gratuita. El primer paso es un curso de iniciación, el cual es la puerta de entrada para acceder a una categoría. El mismo consta de 14 clases presenciales a las que acuden entre 30 o 40 alumnos, un examen final, un taller online, además de pruebas físicas y prácticas. A partir de ahí, la exigencia va subiendo en ambos aspectos. “Yo imparto clases en la delegación de Santa Cruz de Tenerife, a los principiantes digamos, pero también las recibo, al igual que lo hacen los de Primera División, los de base etc. En cuanto al tema físico, el árbitro hoy en día es un atleta, el que no tenga una preparación física excelente nunca va a llegar”, indica Carballo.
Dichos exámenes basados en la resistencia y velocidad se suelen establecer al comienzo de la temporada y otros en marzo destinados al ascenso de categoría. “Las pruebas son duras y a veces no eres capaz de pasarlas, por lo que necesitan preparación. Yo, por ejemplo, no pude superar las de Regional, ya que piden tiempos muy exigentes. Los entrenamientos se hacen con los compañeros de la delegación o con un preparador físico” aclara C.G.
Las sesiones teóricas, que tienen lugar cada lunes en la Delegación capitalina, están basadas en resolver dudas o cosas que pasen durante el transcurso de los encuentros. En el caso del curso de iniciación, las lecciones se centran en el reglamento, a través de una presentación en Power Point, además de un debate y resolución de casos reales durante la sesión semanal que dura 1 hora y 30 minutos. «A pesar de que estamos experimentando un pequeño crecimiento en el número de aspirantes, lo cierto es que estamos a la cola como Comunidad Autónoma. En Madrid han salido 200 árbitros nuevos este mes y, en Cataluña, hay una lista de espera de casi mil”, relata Vázquez.
“No te haces árbitro para ganar dinero”
La financiación del CITAF proviene de dos vías: la subvención por parte de la Federación Tinerfeña de Fútbol y de una parte de los recibos unificados que pagan los clubes en cada duelo. De ahí, una parte se destina al sueldo que reciben los árbitros. En el fútbol base tinerfeño un colegiado percibe, según las tarifas arbitrales del CITAF de la presente temporada, entre los 18 y 32 euros por enfrentamiento (con un plus en dietas y 0,20 euros por kilómetro de transporte con un tope de 6,80 euros). Aparte, el Colegio se lleva entre cinco y nueve euros. Las cifras en Juvenil Nacional y Regional aumentan considerablemente y oscilan entre los 47 y 65 euros y ya, en Tercera División, se alcanzan los 121.
“En general, nos las vemos y deseamos para sufragar todos los gastos: mantener las delegaciones, pagar al personal y los formadores, los desplazamientos, etc. Del recibo que paga cada combinado, muchas veces, sobra una parte que es la que se queda el Colegio, pero la mayoría de ellos son deficitarios. Por ello, compensamos los unos con los otros y, por ejemplo, nos llevamos mayor cantidad en categorías nacionales, ya que los equipos tienen mayor poderío económico”, resume Vázquez.
Como asegura Carballo, “no te haces rico dedicándote a esto, a no ser que llegues a Primera División. El común denominador de los mortales no puede vivir del arbitraje”. Y es que hasta hace apenas dos años solo había dos árbitros en España profesionalizados: Mateu Lahoz y Velasco Carballo (ya retirado).
Además se ha experimentado un salto económico muy grande en las primeras divisiones con respecto a las menores. Según los portales Cabroworld y Fútbol Finanzas, los colegiados españoles son los terceros mejores pagados de Europa, por detrás de los italianos y británicos. Sus emulentos ascienden a 3700 euros por partido, más diez mensualidades de 11 000 euros que, junto a otros pluses como los derechos de imagen y las dietas, suman cerca de 210 000 al año.
En el fútbol femenino la diferencia es abismal. Pitar un partido en la categoría Nacional asciende a los 38 euros, cuatro veces menos que uno masculino de Tercera División. El director técnico del CITAF comenta que “no tiene nada que ver con el rol de género, sino que es más bien una cuestión de negocios. Al final la mayoría de los que estamos en este mundo lo hacemos casi de manera altruista y como un hobby porque nos gusta vivir el fútbol de manera diferente, desde otra óptica tras el silbato”.