Juan Carlos Hernández Sosa ha dedicado gran parte de su vida a ser atleta. Desde el año 1988, comenzó a prepararse para lo que sería una de sus mejores experiencias: participar en unos Juegos Paralímpicos. Tras mucho esfuerzo, consiguió estar en dos de ellos (Barcelona 92 y Atlanta 96) , además de ser elegido seleccionador español del equipo de atletismo paralímpico. El pasado mes de julio participó en la Universidad de Verano de Adeje con una charla dentro del curso El deporte desde otra perspectiva, donde contó sus vivencias como deportista y su punto de vista sobre la situación de esta modalidad.
¿Cómo decidió empezar a practicar atletismo? «Mi primer ejercicio fue la natación. En aquella época, cuando tenía 14 años, el deporte de personas con discapacidad no se conocía mucho a nivel de alta competición. Tenía que competir en igualdad de condiciones con otras personas y era más difícil debido a mi problema en el brazo izquierdo, una parálisis braquial obstétrica desde el nacimiento. Por ello, decidí pasarme al atletismo. Cerca de mi instituto había una escuela de atletismo en un colegio y ahí, a través de mi entrenador, me fui entusiasmando. Posteriormente, en el año 1988, escuché información sobre las Paralimpiadas de Seúl. Fui preguntando y contacté con la Federación Española, ya que no existía canaria, y comencé a practicar este ejercicio a nivel profesional».
¿Cuáles fueron sus primeros Juegos Paralímpicos? «Fueron en Barcelona en 1992. Tras esto, participé en Atlanta, en el 1996. En el año 1999 dejé la competición como atleta y a partir del 2001 me ofrecieron llevar a la selección española de atletismo paralímpico de discapacidad física. Ahí participé en los juegos de Atenas, Pekín y Londres como seleccionador nacional».
¿Cómo surgió la propuesta para ser seleccionador? «Fue gracias a mi trayectoria como atleta y a mis conocimientos sobre el ejercicio adaptado. En esa época estaba muy involucrado en el sector social de la defensa de los derechos de las personas con discapacidad. Mi función principal era que mis compañeros estuviesen en las mejores condiciones en cada evento».
«Participar en los Juegos Paralímpicos es una sensación que tienes que vivir»
¿Cómo es la experiencia de participar en unas Paralimpiadas? «El evento es lo máximo a lo se que puede aspirar. Estar ahí, en un acontecimiento de estas características y con lo difícil que se llegar, es culminante. No sé describir exactamente esa sensación porque es algo que tienes que vivir, pero es algo que tú no puedes comprar: te lo tienes que ganar. Cuando vienes de una modalidad individual, que puede ser el atletismo. sabes que tienes que ser tú el que lo tiene que conseguir. En equipo compensas un poco con la ayuda de los compañeros, pero cuando estás en una especialidad individual tienes que marcarte unos objetivos, unos tiempos, con los que te clasificas. Llegas ahí y sabes que no todo el mundo llega, y si llega, no puede llegar cualquier persona. Ese es el verdadero mérito que tiene llegar a un evento de estas características».
De los Juegos en los que ha estado, ¿cuál es del que mejores recuerdos tiene? «Como deportista, los mejores fueron los de Barcerlona 92. En los servicios prestados, las instalaciones, las conexiones… Sobre todo, los españoles éramos considerados como top. Después de ellos, de España se tenía una imagen importantísima, tanto por la entrega del pueblo catalán, como por la asistencia a las competiciones. Las instalaciones estaban siempre llenas e, incluso, a veces tenían que cerrar de lo lleno que estaba».
¿Y como seleccionador nacional? «Sin duda, los de Londres. Fue la unión del olímpico y el paralímpico. Ha sido un antes y un después ya que se utilizaron las mismas infraestructuras, pero también la misma imagen, el mismo marketing… Además, esperaron a que terminaran los Juegos en septiembre para que ambos equipos desfilaran en conjunto».
¿Queda camino que recorrer en cuanto a lo paralímpico? «Hemos avanzado mucho y estamos muy bien. El objetivo era llegar a lo más alto, porque esto puede ser una plataforma de comunicación para que se vean realmente las posibilidades con las que se cuenta y el nivel de espectáculo que puede llegar a dar. No obstante, tenemos una pequeña duda y todavía siguen existiendo carencias con respecto al escolar, para jóvenes, el de iniciación».
«El deporte femenino y otras modalidades minoritarias ni siquiera salen en los medios»
Socialmente, ¿siguen estando poco reconocidos los deportistas paralímpicos? «Lo que sucede es que tiene una serie de necesidades especiales, como el material, que puede llegar a ser bastante costoso. También hay que tener en cuenta que si no se tienen sponsor previo o administraciones que los apoyen, los atletas de este tipo de práctica no pueden llegar a estos juegos. No obstante, considero que sí, que ha llegado a un buen nivel de reconocimiento y, a nivel de legislación, está equiparado al olímpico, en igualdad de condiciones».
¿Ayudan, en este caso, los medios de comunicación? «Lo que nos ha ayudado han sido las redes sociales, pues han facilitado mucho la comunicación y dar a conocer la especialidad de alta competición. Los medios los sacan, pero sobre todo cuando son eventos puntuales, cada cuatro años, o cosas muy específicas. Tampoco podríamos quejarnos mucho, porque el femenino y otras modalidades minoritarias ni siquiera salen en los medios. Con lo cual hay que seguir haciendo una labor sobre todo en aquellas televisiones públicas, en las que podemos exigir».
¿La Administración podría colaborar más en ayudar a los deportistas paralímpicos con respecto a sus necesidades? «Debería colaborar más sobre todo porque, actualmente, solo da las ayudas técnicas, lo necesario para hacer vida normal, para estudiar, trabajar. Pero para una práctica deportiva más exigente, no se te da ese material. Desde el sector de la discapacidad estamos exigiendo que se cambie el catálogo ortoprotésico, donde se recoge los tipos de sillas o bastones que se tienen que dar y las diferentes ayudas, puesto que está muy atrasado. Además, queremos que se incorporen medidas para ejercitarse, y, sobre todo, para niños y jóvenes que con un equipamiento estándar no pueden desenvolverse igual que si estuvieran adaptados a sus medidas, a su edad, etc. Es una demanda que todavía sigue existiendo».