El alto comisionado contra la Pobreza Infantil del Gobierno de España, Pau Marí-Klose, dictó hoy viernes, 19 de octubre, una conferencia en la Universidad de La Laguna, enmarcada dentro de las Jornadas sobre Pobreza, Desigualdad y Asuntos Sociales. La iniciativa es organizada por el Centro de Estudios de Desigualdad Social y Gobernanza (CEDESOG) de la ULL y el Comisionado de Lucha contra la Pobreza del Gobierno de Canarias, como parte de la conmemoración del Día Internacional para la Erradicación de esta situación, celebrado el pasado 17 de este mes.
“La desigualdad y la pobreza tienen muchas caras, y luchar contra ellas reclama enfoques políticos amplios y trasversales”, aseguró Marí-Klose. Por ello, expresó que no basta con destinar partidas presupuestarias específicas para paliar la situación de personas con pocos recursos. De igual manera puso sobre la mesa la necesidad implementar medidas en educación, energía, salud y en todos los ámbitos en general, para tratar de cerrar la brecha existente entre las personas más y menos pudientes.
Colaboración entre instituciones
En el acto de inauguración estuvieron presentes el vicerrector de Investigación de la institución académica, Francisco Almeida; el Comisionado de Lucha contra la Pobreza del ejecutivo canario, Santiago Rodríguez; y el secretario del CEDESOG, el profesor del Departamento de Sociología y Antropología Leopoldo Cabrera.
El vicerrector Almeida recordó la apuesta institucional del gobierno universitario por impulsar la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, ámbito al cual se adscribe el centro de estudios coorganizador. Por su parte, el comisionado canario resaltó la excelente colaboración establecida con las dos universidades publicas del Archipiélago, que se ha visto plasmada en numerosos proyectos comunes.
Cinco tesis sobre la situación
Marí-Klose comenzó su intervención recordando que el primer reto que se debe asumir para luchar contra la desigualdad es, justamente, dar a conocer el problema y otorgarle la visibilidad que no tiene muchas veces. “Como no se ha entendido adecuadamente, no se han tomado cartas en el asunto de la manera que sería de esperar”.
Durante su exposición, el Alto Comisionado desarrolló cinco tesis principales: que en una sociedad económicamente desigual no todas las personas disfrutan de las mismas oportunidades y derechos; que la pobreza afecta al día a día de las personas; que ocupar posiciones elevadas en la escala social puede tener efectos perniciosos como la corrupción y la falta de empatía; que las sociedades desiguales provocan resultados sociales indeseables; y que la desigualdad tiene efectos colaterales negativos.
«Somos desiguales ya siendo fetos»
El ponente, con una vasta experiencia en la investigación sociológica antes de dar el paso a la política, desarrolló cada punto basándose en estudios cuantitativos de diferentes autores. Sobre el primero de ellos, comenzó recordando una frase de Lincoln según la cual el nacimiento es el único momento en el que todos son iguales: “Yo lo desmentiría: somos desiguales ya siendo fetos. Hay estudios que demuestran que los niños de entornos acomodados tienen menos riesgos, porque las madres gestantes de entornos desfavorecidos pueden cuidarse menos y tienen menor supervisión médica”.
Expuso varios estudios que demuestran que, en promedio, ya desde los dos años los niños de un entrono desfavorecido muestran más deficiencias en funciones ejecutivas básicas que los más favorecidos, y que esa desigualdad perseguirá a lo largo de su etapa formativa y determinará el resto de su vida.
Uno de los ejemplos que utilizo fueron los resultados del test de competencias PISA para estudiantes de 15 años: en el 25 % del alumnado perteneciente a entornos con más ingresos, la tasa de altas competencias es del 8 %, mientras que en el 25 % de niños familias con menos ingresos, solo llegan a los mejores resultados un 1’3 %. Y, en sentido contrario, mientras que solamente el 5,5 % de niños de entornos pudientes está entre los de peores resultados, el 32 % del escalafón más depauperado se concentra en esos malos resultados académicos.
Esas desventajas que se acumulan no están únicamente en la educación: muchos estudios demuestran que los niños de entornos desfavorecidos tienen una mayor predisposición al sobrepeso y, por tanto, los convierte en firmes candidatos a ser adultos obesos. En salud mental, varios trabajos académicos sitúan el mayor grado de dificultades emocionales en el 20 % más pobre.
Más desigualdad, más problemas
Sobre la segunda tesis, referida a cómo afecta a las personas el hecho de ser pobres, reveló estudios que señalan que el cociente intelectual puede bajar en caso de adversidad económica. “La preocupación sobre cómo llegar a final de mes resta capacidades mentales. La pobreza te aboca a situaciones en las que no tomas las decisiones óptimas”.
En cuanto a la tercera teoría, recordó que ocupar posiciones en la escala social tiene efectos perniciosos como la “prolijidad a comportamientos poco éticos y poco empáticos hacia los demás”. Varios estudios avalan que la mejora del estatus social vuelve a las personas más conservadoras y menos proclives a corregir la desigualdad.
La cuarta tesis se refería a los resultados socialmente indeseables de la desigualdad, como el aumento de problemas sociales o el propio crecimiento económico, que puede ser entorpecido en ámbitos muy desiguales. En ese punto, Marí-Klose aportó numerosas estadísticas avaladas por investigaciones científicas que demuestran que, cuanto mayor es la desigualdad de un país, mayores son los problemas de todo tipo: mortalidad infantil, sobrepeso, problemas sanitarios homicidios, presos, etcétera.
Todo ello conlleva efectos colaterales indeseables, que era la quinta y última tesis de la conferencia: corrupción, más inestabilidad política, ascenso de populismo de extrema derecha, y aumento del “precariado político”, es decir, la población que no se siente representada y desconfía de las instituciones.