Hace un año salió, en Canarias, la campaña Mascarilla-19, una clave utilizada para denunciar la violencia de género. Al acudir a una farmacia y pronunciar ese código, automáticamente se contacta con el 112, el servicio de emergencias. El principal objetivo es que las mujeres que se encuentren en una situación de riesgo o de peligro para su integridad tengan una vía de escape a través de ello. Ya se ha adaptado en doce comunidades autónomas y veinte países de cuatro continentes. Se convirtió en una palabra de salvación para las damnificadas por la violencia machista durante el estado de alarma. Y pretende serlo cuatro años más.
El número de víctimas aumentó un 2 % en el año 2019, hasta 31 911. La tasa fue de 1.5 por cada mil mujeres mayores de 13 años. En cuanto a la violencia doméstica, creció un 3.6 %. Mientras que en el confinamiento, entre marzo y mayo, las llamadas aumentaron un tercio. El 016, teléfono destinado para estos casos, recibió un 37.2 % más de avisos con respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos de la Delegación del Gobierno en Canarias contra la Violencia de Género.
Se atendió a 45 perjudicadas, de las cuales 22 fueron en Gran Canaria y 23 en Tenerife. En cuatro ocasiones se tuvo que activar el protocolo especial de los cabildos, y una de esas mujeres fue acogida. Se pudo ayudar a todas, y evitar situaciones graves. La efectividad del proyecto hace que ahora llegue a más afectadas y que se extienda un largo periodo para cualquier condición.
