A la vanguardia en la detección temprana de dificultades de aprendizaje

Ciencias de la Salud

La incorporación en la sociedad de aquellas personas que sufren dificultades específicas de aprendizaje pasa por la integración en la escuela desde edades muy tempranas. El retraso escolar es uno de los posibles y claros detonantes para que esta última no se produzca y el abandono sea la alternativa. Tras él, un mundo a ratos sórdido de posibilidades del que a veces es difícil dar marcha atrás. Y sin embargo, esos chicos tenían otros ritmos, aprendían de otra manera, no comprendían igual, necesitaban más apoyo, otros procedimientos, otros tiempos, porque como ya sabemos, cada maestrillo tiene su librillo. Y los chicos no son diferentes por ello.

Los niños con Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA), pertenecen a este grupo de personas al que debemos prestar atención, que por no ser un poco precavidos, y por no haber dado alternativas como las que ha buscado el doctor Juan Jiménez y su grupo de investigación, tal vez, su futuro, se hubiera visto comprometido.

Detalles como este los cuenta el doctor Juan Jiménez, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de La Laguna. Explica cómo se gestó, consolidó e implementó el Modelo de Respuesta a la Intervención Temprana (RtI); un enfoque preventivo utilizado en alumnos de niveles educativos aún no avanzados para actuar a tiempo en aquellos que se encuentran en riesgo de sufrir dificultades específicas de aprendizaje.

En los casos en que se llega tarde en la actuación y el menor siente que no está capacitado para aprender, empieza a convivir además de con el retraso escolar, con numerosos aspectos que pueden acercarlo a su propia exclusión social y salida del sistema educativo. Este es uno de los objetivos principales del RtI, y como coordinador de este grupo de investigación que lleva el volante del mismo durante tanto tiempo, el catedrático observa que poner al servicio de la sociedad el conocimiento adquirido, emplear para ello todas las herramientas posibles, hacia un sector especialmente vulnerable, es uno de los aspectos necesarios de la labor de investigación.

El modelo RtI es un ejemplo de cómo poner al servicio de la sociedad la labor universitaria de investigación


Es en este punto donde flaquea el Modelo de Espera al Fracaso, especialmente cuando hablamos del contexto de las necesidades específicas de apoyo educativo, de población escolar susceptible. En él se propone esperar un mínimo de dos años para comprobar que existe un desajuste escolar en competencias básicas como son la lectura, escritura y matemáticas, lo que estaría reflejando una posible dificultad en el aprendizaje.

Esto implica que es a partir de 3º o 4º curso de Primaria cuando se pone en funcionamiento la maquinaria de evaluación psicopedagógica para proponer la evaluación de aquellos alumnos que ya están mostrando retraso. Aquí ya es muy tarde. Demasiado tarde. La solución que se plantea es adelantarse al problema. Cambiar el enfoque que se le da. Centrarse en la prevención mediante un apoyo multinivel y sistémico que incluya a todos los agentes vinculados en el sistema educativo.

Adelantarse al problema


Así, el Modelo de Respuesta a la Intervención Temprana, se presenta como una alternativa al Modelo de Espera al Fracaso. Comenzar antes de que se presente el problema. ¿Pero cómo? Antes, el doctor Jiménez puntualiza que hemos tenido “suerte” en nuestra comunidad autónoma. De un lado, la Ley Orgánica de Educación (LOE) publicada en el año 2006, incorporó por primera vez la DEA y se ha mantenido con la Ley Orgánica para la Mejora de la calidad educativa. Es por ello que Canarias se adelantó en regular la atención educativa a la población escolar con este tipo de dificultades a través de una legislación específica.

Por otro, contar con el Programa Infancia, promovido por el Gobierno de Canarias, que se afianzaba en tres pilares básicos: la actualización metodológica del profesorado de Educación Infantil y primer ciclo de Educación Primaria, la coordinación inter etapas para facilitar la transición del alumnado y las medidas específicas de apoyo orientadas a favorecer el desarrollo de las competencias básicas, prioritariamente el de la competencia en comunicación lingüística.

El profesor, pieza clave en el proceso de prevención e instrucción


El entramado no fue fácil de resolver. Años de investigación, análisis de datos, acuerdos con la Consejería de Educación, inversión en nuevas tecnologías, investigación, colaboración con otras universidades de países como México, Guatemala, Chile, Ecuador… y desarrollo de aplicaciones webs paralelas. Todo ello con sus fases, empezando la casa desde donde debe empezarse, desde sus cimientos.

Así, el grupo que coordina Juan Jiménez, Dificultades de Aprendizaje, Psicolingüística y Nuevas Tecnologías (DEAP&NT), ha desarrollado toda una serie de plataformas web diseñadas, tanto para la futura evaluación dinámica de las competencias básicas de los alumnos, como para la formación del docente encargado de tutorizar la evolución en las etapas de seguimiento. En este punto, el doctor Jiménez incide que es de vital importancia la toma de consciencia del profesorado de apoyo en el cambio de paradigma de este tipo de toma de contacto con el progreso de aprendizaje y, por lo tanto, en el modelo de enseñanza, en el reciclaje y asesoramiento que debe recibir.

Para ello, el maestro recibirá formación especializada mediante aplicaciones tecnológicas en prevención e instrucción. Dispondrá de aplicaciones de rigor metodológico e investigación empírica. El  grupo DEAP&NT  ha ido pilotando previamente las plataformas en las que está basada esta instrucción con docentes de distintos países de Latinoamérica. (Programa Letra, Trazo, Primate). Para ello se requiere la utilización de medidas CBM que permitan la identificación temprana y de control de progreso de aprendizaje.

La creación de un aplicativo informático ubicado en la web institucional de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias permite centralizar los datos que se van obteniendo de la aplicación CBM de niños que son detectados en situación de riesgo. Con él, los maestros reciben información sobre el estado de progreso  a través de gráficos.

Gracias a los acuerdos establecidos con la Consejería de Educación y Universidades del Gobierno de Canarias, durante el curso escolar 2016/2017 el modelo pudo implementarse en 120 centros escolares de todas las islas en los que 8000 alumnos formaron parte de la evaluación inicial. Un 25 % de los menores detectados e intervenidos desde noviembre de 2016 hasta febrero de 2017, superó el programa tras haberse recuperado. Los resultados preliminares finales demuestran su eficacia al ser comparados con colegios que no siguieron este modelo ya que participaban como grupo control.

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