El 11 de marzo de 2004, entre las 7.36 y 7.40 horas, Madrid sufrió el que se conoce como el mayor ataque terrorista de la historia de España: el 11M. Diez bombas estallaron, de manera simultánea, en cuatro trenes diferentes. Otras tres fueron detonadas por la Guardia Civil. Las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia fueron testigo de un crimen organizado por una célula yihadista que acabó con la vida de 193 personas y ocasionó heridas en otras dos mil.
Eulogio Paz, presidente de la Asociación 11M Personas Afectadas por el Terrorismo y autor del libro 11M Cartas al Director, asegura que tras los atentados tuvo la urgente necesidad de resolver todos los problemas originados. «Las personas afectadas considerábamos que debíamos reunirnos. Así surgió nuestra asociación», explica y añade que «las administraciones quedaron desbordadas y aglutinar a las víctimas del 11M en un mismo grupo nos permitió crear una especie de ventanilla única con todas las medidas médicas, psicológicas, jurídicas e indemnizatorias requeridas».
La sociedad española enfrentaba, al mismo tiempo, una constante amenaza: el terrorismo de ETA. Esto, en palabras de Eulogio Paz, «provocó deficiencias a la hora de prestar atención a las víctimas del 11M». Además, Paz puntualiza que «el apoyo a las personas afectadas por el terrorismo de ETA era más factible porque se trataba de un tipo de ataque que, lejos de ser masivo como el del 11 de marzo, era más individualizado».
«El debate político que se creó supuso una doble victimización»
Los atentados tuvieron lugar tres días antes de las elecciones, lo que supuso un punto de inflexión en la política del país. «A raíz de los ataques la sociedad española se dividió de manera profunda», comenta el presidente de la Asociación y recuerda que «por un lado, estaban quienes sostenían que el 11M fue provocado por el grupo terrorista ETA. Por el otro, quienes lo negaban».
Tras descubrirse la autoría por parte de una célula yihadista, «se intentó mantener la culpabilidad de ETA, algo que se apoyó en teorías conspiranoicas», asevera Eulogio Paz. Conspiraciones que, según Paz, se prolongaron durante años, tanto a nivel mediático como político y social: «Todo menos reconocer que un bando yihadista provocó el 11M». Asimismo, confiesa que «hubo medios que apostaron por estas teorías» y, por ello, uno de los grandes fallos fue que «no se supo ver que el yihadismo ya estaba instalado en Europa».
El debate político generado fue de tal magnitud que «causó una doble victimización», denuncia Paz y, durante la disputa entre los medios de comunicación, «hubo una pérdida de prestigio de gran parte de los medios de España, sobre todo de aquellos que apostaron por las teorías basadas en intereses políticos», opina.
«En las manifestaciones la sociedad gritaba ‘íbamos en esos trenes’»
Miles de personas salieron a las calles de toda España para solidarizarse con las víctimas del ataque. En las manifestaciones la gente gritaba «también íbamos en esos trenes». Sin embargo, Paz menciona que, cuando después de un juicio de cuatro meses se conoció que el grupo yihadista Al Qaeda estaba detrás del atentado, «no se asumió bien».
Por otra parte, el presidente de la Asociación 11M Víctimas de Terrorismo nombra que, en el libro Memorias heterodoxas de un político de extremo centro, de García Margallo, uno de los ministros del Partido Popular (PP), el autor relata que, días después del atentado, dos asesores entran en su despacho y le preguntan: «¿Sabemos quién ha sido?». Después, Margallo responde: «Aún no, pero si fue ETA, arrasamos en las elecciones. Si fue provocado por islamistas, nos vamos a casa».
Eulogio Paz se refiere a esto como un momento significativo. «Mi hijo era estudiante de segundo año de Ciencias de la Educación y del Deporte y fue asesinado el 11M en la estación de El Pozo», cuenta Paz y agrega que «durante días estuve ausente, pero la noche anterior a las elecciones pusieron una película sobre ETA. Esto demostró que se quería convencer a la gente de que fue este grupo terrorista. Así, se provocó una fractura en la sociedad que aún perdura».
«Los atentados supusieron un trauma»
El 11M marcó el paso de una sociedad que no volvería a ser la misma. Una vez cometido el crimen organizado, las víctimas recibieron una serie de ayudas enmarcadas en diferentes aspectos como, por ejemplo, en el ámbito médico, el jurídico o el psicológico. «Hay quienes preguntan si después de diecinueve años esto no se ha solucionado, pero evidentemente hay secuelas. Alguien que recibió el impacto de una metralla en el oído, quizás, es ahora cuando necesita un audífono», sostiene Eulogio Paz. A esto se suma que «los atentados supusieron un trauma».
En lo que respecta a la Asociación 11M Personas Afectadas por el Terrorismo, cuenta con siete especialistas de la Psicología que realizan diferentes terapias, tanto a nivel individual como colectivo, para tratar los traumas y miedos ocasionados. Paz explica que «hay gente que, después de los ataques terroristas, no ha vuelto a subir al tren. También, existe la recaída de las víctimas, sobre todo cuando se cometen otros atentados como el del 17 de agosto en Barcelona».
Las indemnizaciones que se aportan en estos casos se dividen en grupos que varían en función de las lesiones provocadas, es decir, hay un baremo de doce grupos en torno al cual se mueven las ayudas prestadas a la comunidad afectada. «Los familiares que tengan relación directa con un caso de asesinato tienen una cuantía concreta. En el caso de las heridas, depende de su consideración», expone Eulogio Paz.
«Es importante construir un relato del atentado que perdure»
El trabajo de la Asociación se centra, especialmente, en el apoyo a las víctimas. «Nos movemos en base a aspectos como la asistencia, la memoria, la educación y concienciación de lo que supuso el 11M», matiza Paz y puntualiza que «uno de los objetivos es la construcción de un relato objetivo que perdure, además de cuidar los homenajes que, en ocasiones, no son respetados».
Uno de los aspectos más importantes es, tal y como expone Eulogio, «entender el antes, el durante y el después del 11 de marzo desde un plano objetivo. Comprender por qué pasó y, de esta manera, luchar por construir una narración que se conserve en los libros de historia».