Aida González Rossi es escritora de poesía y la ganadora del XX Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve, otorgado por los Premios Culturales de la Universidad de La Laguna. En esta misma institución estudió el grado de Periodismo. El pasado 19 de abril presentó su primer poemario, Deseo y la tierra, junto con la editorial Cartonera Island. Aida se define como su propia inspiración y anima a los jóvenes que se quieran dedicar a este mundo a trabajar y a leer por el mero disfrute de hacerlo.
¿Cómo descubriste tu pasión por la escritura? “Creo que, realmente, hay un punto en la vida en el que nos damos cuenta de que siempre nos ha gustado la literatura. Eso supone también averiguar que no es algo nuevo, sino que lleva ahí desde que somos pequeños. Aunque haya descubierto mi pasión en ese momento, siempre ha habido rasgos que me han llevado saberlo. Conozco a mucha gente que le gusta escribir, que tiene ese gusto, tanto en crear como en leer. Son los típicos chicos que pueden pegarse horas haciendo historias diferentes con las muñecas. Asimismo, hay gente que no escribe y tiene ese mismo pensamiento, los veo un poco como escritores o poetas en potencia».
¿Hubo alguien en tu vida que te iniciara en este mundo? “Sí, una profesora de Historia que me marcó mucho. Yo había sentido durante todos los años de instituto que los docentes pasaban un poco por encima de mí. Como yo me aburría en clase y no daba el perfil de alumna modelo, no me prestaban mucha atención. Daban por hecho que, si no pasaba por cierta barrera, era porque no podía. Obviamente, yo hacía muchas cosas fuera de lo académico. Con esta mujer de repente sentí que, por primera vez, alguien veía eso y me dieron ganas de enseñarle lo que yo hacía, algo tremendamente importante para mí. En ese momento, lo que yo creaba era mucho sobre mi persona, lo ligaba muchísimo a lo que yo era. Recuerdo que ella fomentaba que escribiéramos, incluso creamos un blog para realizar artículos periodísticos. Creo que también por esta persona tomé la decisión de estudiar algo relacionado con la comunicación, me sentí muy acogida”.
«Si no hubiera pasado por la radio, no habría podido dar ese paso nunca»
¿Cómo te ayudó? “La profesora tenía un programa de radio, Recovecos, al que empecé a ir. Llegó un punto en el que me di cuenta de que podía juntar lo que a mí me gustaba, escribir, con lo que tenía que hacer para este medio de comunicación. Empecé a llevar cada semana una metáfora y, al parecer, a la gente le gustaban esas cosas raras que yo escribía. Gracias a esta mujer he sido capaz de mostrar mis textos sin miedo a lo que dirán, así como a poder aprender de ello. Si no hubiera pasado por la radio, no habría podido dar ese paso nunca”.
A la hora de crear, ¿cuál es tu mayor inspiración? “Yo misma porque, en realidad, pienso que no existe. Cuando escribes, lo que estás poniendo en el papel es tu propia visión del mundo. Me refiero a la forma que tienes de expresar las cosas, de embellecerlas o esquematizarlas. No depende tanto de lo que describas en sí, sino de la manera que tienes de observarla. Siento que los poemas están dentro de una persona y hay que sacarlos poco a poco, pero no considero la inspiración como algo concreto. Sin embargo, si tuviera que nombrar algo que me inspire, nombraría a los libros, lo que he leído”.
La literatura tiene muchas ramas, ¿por qué la poesía? “Es complicado porque cuando empecé a escribir quise centrarme más en la narrativa. De hecho, escribo versos en prosa y, durante muchísimo tiempo, me costó etiquetarla como poesía. Hubo un tiempo en el que no tenía claro lo que escribía: pero empecé a leer, a documentarme, a tomar referencia y me di cuenta de que sí, de que escribía poesía”.
El arte de las palabras
¿Qué mensaje buscas transmitir? “Tampoco creo que la poesía debe reivindicar cosas necesariamente, pienso que un poema en sí es ya especial. Es una forma revolucionaria de colocarte ante el lado de las cosas bellas e inútiles en un mundo totalmente hostil y pragmático. Se trata de buscar una forma de vida mucho más profunda».
¿Y qué es lo que refleja? «Me han dicho mucho que mi poesía trata sobre género y no es eso, es que escribo desde esa perspectiva. Sí que pienso que hay que proclamar desde este género todos esos símbolos que están asociados a la feminidad y que se han ocultado durante mucho tiempo. Es súper importante hablar sobre cosas que nos han impuesto callar: la regla, el vello, los complejos… Pero no siento que mi poesía intencionadamente sea para reclamar eso. Más bien, es algo que va adherido a mi experiencia como mujer y, si tengo que destacar algo desde mis obras, es la libertad de poder escribir desde esa posición”.
Te acaban de dar el XX Premio Internacional Julio Cortázar de Relato Breve, ¿cómo fue la experiencia? «Flipante. Cuando entré a la ULL había estado viendo muchísimo el tema de estos premios. En segundo de carrera miré con una amiga las bases y pensamos en presentarnos, pero sentía que me quedaba muy grande, en el sentido en que me daba miedo. Cuando me vi en cuarto, pensé: ‘voy a acabar la universidad, que ha sido un periodo de crecimiento para mí, tengo que saltar esa barrera de miedo y presentarme’. No lo hice por ganar, yo estaba segura de que no iba a salir vencedora, lo hice por el símbolo de participar en ellos antes de acabar».
¿Qué pensaste en cuanto te comunicaron la noticia? «No me lo creía, cuando vi que mi cuento le había gustado al jurado, me di cuenta que la narrativa es una rama por la que también puedo ir. También es importante porque Cortázar ha sido una figura esencial para mí en estos años. Fue en segundo cuando empecé a leer sus trabajos, y me obsesioné con él. Fue bonito, me siento super orgullosa por representar un poco a mi generación y tener un premio con el nombre del escritor que más admiro».
«El mundo más allá del mundo»
¿Crees que Cortázar ha marcado un antes y un después en tu escritura? «No solo influyó en mí en un sentido literario, sino también en lo personal. Supongo que cuando escribes poesía, lo que influye en ti tiene mucho que ver con lo personal e intelectual. Lo que Cortázar me hizo descubrir fue el mundo más allá del mundo, uno en el que yo creía, pero al que no le había dado forma. Creemos, pensamos y sentimos cosas, y si no hay nadie que nos diga que no es una locura, no terminamos de encajarlo».
¿Cuáles son tus proyectos futuros? «Ahora acabo de sacar mi primer poemario con Cartonera Island, una editorial que hace libros con tapas de cartón reciclado. El texto se presentó el día 19 de abril y me hizo muchísima ilusión. Normalmente, iba a un montón de presentaciones de libros, y siento que es algo raro el hecho de que ahora la obra presentada sea mía. He llegado hasta aquí gracias a personas que me valoran y apoyan, o a individuos como Rosa Ramos Chinea, que presenta el evento. El primero siempre es importante, siento que tengo la destreza para encajar en este mundo».
¿De qué trata? «Me da un poco de reparo, ya no tanto, además por las condiciones de la edición y porque es corto, pero trato una temática un poco comprometida. Contrapone los elementos del deseo físicos e intelectuales por la intensidad de la vida, con la tierra, que viene a simbolizar los elementos impuestos, es decir, familia, sociedad, etiquetas…».
¿Alguna vez imaginaste que llegarías a publicar un libro? «Nunca. De hecho, flipo. Ahora estoy en una especie de momentazo, entre el premio y el poemario. Me parece increíble, cuando me lo trajeron y lo vi por primera vez me emocioné mucho, como si fuera la culminación de algo. Por ejemplo, el cuento por el que gané era de cinco páginas, y me han dicho: ‘ganaste solo por cinco páginas’. No, yo siento que en realidad lo que plasmas ahí no es más que el resultado todo lo que has hecho anteriormente. Quizás porque estoy un poco en construcción, siento que cada poema que escribo es como subir un escalón. La escalera es eterna».
«Ahora estoy en una especie de momentazo, entre el premio y el poemario»
Hay muchos jóvenes que quieren dedicarse a la literatura, pero no terminan en decidirse. Desde tu experiencia, ¿Qué consejo les darías? «El más importante de todos es leer. No como intentar alcanzar un objetivo, sino como algo que te abre un poco la mente a la vida. Hay personas, por ejemplo, Andrea Abreu, que cuando nos juntamos parece que estamos dentro de un libro, y es muy bonito. Yo la veo a ella y creo que es alguien que constantemente está recordando cosas que ha leído, inconscientemente está viendo las cosas desde una estética. Hay que tener una mente muy abierta en el sentido de la autocrítica. Mis consejos son: leer mucho y trabajar duro».
¿Qué es para ti escribir y cómo te hace sentir? «Es una forma de comunicar cosas que no puedo decir de otro modo. Es decir, es una manera de plantear un discurso interior y tremendamente íntimo, que no puedes expresar de otro modo. Es como hablar conmigo misma, a otro nivel. Soy una persona muy intensa, y es algo que necesito porque si no, no puedo expresarlo. Da una bonita perspectiva el hecho de encontrar tu propia voz. Muchas veces me han dicho que escribo raro, y no es eso, sino que creo que cada persona tiene un ritmo interno, un discurso interior, y yo intento que mi poesía se adapte al máximo a eso».