Anaga, una tierra rebosante de vida

Sociedad

El Parque Rural de Anaga es el lugar con mayor variedad de endemismos de toda Europa, cualidad por la que se considera un espacio natural protegido. La región, que ocupa distritos de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, fue declarada como Reserva de la Biosfera en 2015. Además, se compone de 26 asentamientos distribuidos de manera desigual y abrupta a causa de la orografía. La Cruz de Taborno, situada a 1020 metros sobre el nivel del mar, es la atalaya desde la que se observa un mundo distinto, rebosante de naturaleza y biodiversidad.

El territorio se sitúa en el macizo que recibe su nombre, una formación montañosa de fisiología variable, donde los barrancos atraviesan los valles cercanos a la costa. Un litoral que alberga playas de arena volcánica y una amplia oferta gastronómica, dos elementos que hacen del entorno, un verdadero paraíso turístico.

También merece que se tenga en cuenta el extendido, aunque rudimentario, cultivo de la viña. La imposibilidad de utilizar máquinas agrícolas, por la disposición de la tierra y las laderas, eleva el costo de producción y la mano de obra requerida.

Taganana, Almáciga y Benijo recolectan una gran cantidad de uvas en la época de vendimia. Foto: A. Glez.

Por otra parte, la tradicional figura del gangochero y la gangochera acercó la agricultura de los pequeños enclaves al ámbito urbano. Su función era vender, de forma ambulante, los productos de las cosechas locales para, más tarde, comercializarlos en el mercado y obtener un beneficio.

Sin embargo, tener de dirección postal algún pueblo de la zona no supone, para nada, un alivio, pues se registra un descenso de su censo poblacional desde la década de los 70. Asimismo, sus ocupantes, por lo general, son mayores de 65 años, lo que reduce a mínimos el futuro demográfico de la zona.

«Es mi patria, un pequeño país al que me enorgullece pertenecer»


Como todo rincón del mundo, la representación ciudadana es una tarea crucial para lograr el impulso económico, el desarrollo de infraestructuras o la asistencia social. En Taganana, particularmente, Luján González es el presidente de la Asociación de Vecinos. A pesar de la inmensa dedicación que invierte en la defensa de los intereses del pueblo, sigue focalizado en ello: «Durante toda mi vida lucharé porque sea una región viva y cuente con centros educativos, medios de comunicación avanzados y una línea de transportes segura».

Luján González es presidente de la Asociación de Vecinos desde 2003. Foto: A. Glez.

Pero muchos de los designios de los representantes del Parque Rural pasan a un segundo plano en el ámbito político. El mejor ejemplo es el del establecimiento de una oficina itinerante que «responda a las necesidades de los ciudadanos en el ámbito administrativo y burocrático». Sin duda, elevaría la calidad de vida de mis convecinos, afirma el presidente.

Para él, la inexistencia de esta clase de servicios es una de las principales causas que explica el éxodo rural vivido en el distrito. En consonancia, añade que «se frivolizó con la ejecución de planes educativos en actividades del sector primario, dejando en el olvido la inversión en explotaciones agrícolas».

Por último, el representante vecinal lamenta que Taganana perdiese su ayuntamiento en 1877: «Hubiera concienciado más acerca de cómo gestionar una comunidad de personas».

El patrimonio de Anaga es la vida que allí habita


Pese a que solo alberga a unas 2500 personas, el monte, las playas y los caseríos mantienen su resplandor primigenio gracias a la acción del vecindario, heredero de una historia compleja, cargada de tradiciones y celebraciones. Sin embargo, «llegará el momento en que no haya gente en los pueblos», asegura Carolina Rojas, emprendedora nacida en Las Carboneras.

El principal contingente es la fuga de jóvenes, quienes no disfrutan de las mismas oportunidades por las limitaciones que existen en materia educativa, construcción de viviendas, etc. A su vez, las generaciones venideras siguen enfrentándose a los mismos problemas que sus antepasados: la desidia a la hora de conservar y limpiar las vías de transporte propician los desprendimientos, la precipitación de árboles al pavimento, entre otros.

«Cuando venía de regreso a casa, hacía trabajos de clase en la guagua»


Respecto a las circunstancias del estudiantado, el traslado es lo más difícil: «Estudiar tan lejos es un problema. No hay otra alternativa». Alberto Martín, graduado en Ingeniería Informática por la ULL y trabajador de YITH, sufrió en sus propios ojos las limitaciones de vivir en Anaga y formarse a 28 kilómetros de su hogar.

Alberto Martín teletrabaja en su casa de Taganana. Foto: A. Glez.

Cada día debía entrar por la misma puerta de entrada y salida. «No estamos conectados con ningún punto exterior», opina el exestudiante, quien ve, como un desafío, vivir en el macizo y graduarse más allá de sus cumbres.

Frente a los inconvenientes y las desventajas de residir en este territorio, Anaga imbuye a visitantes, conocidos y conocidas en un estado permanente de felicidad.

No solo es la redacción periodística lo que me cautiva. Es también el deseo de conocer y transmitir, de dudar e investigar, de interactuar con la gente. Pero, sobre todo, tengo en mente aprender y sumar mi granito de arena a la sociedad. Por ello y mucho más, ¡adoro el periodismo!

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