James Wan. Quizás para aquellas personas que no tienen la costumbre de quedarse a ver los créditos finales en el cine o los pasan rápidamente en las plataformas, sea un nombre que no les evoque a nada. Pero para la gente más meticulosa se ha convertido en el padre del cine de terror del siglo XXI. Insidious o Expediente Warren son algunas de sus creaciones más alabadas por crítica y público. El director, aunque en este caso ejerce de productor, es uno de los mayores reclamos que podría tener Archivo 81. El rey del misterio es un aval para que los fans de este tipo de cine devoren los ocho capítulos que conforman la primera temporada de la nueva serie que Netflix ha estrenado recientemente.
La trama gira en torno a unas cintas de vídeo. Estas pertenecían a Melody Pendras, interpretada por Dina Shihabi, quien, cámara en mano, se muda a un antiguo edificio llamado Visser con el fin de encontrar a una inquilina que vivía allí. Durante su estancia, comienza a realizar pequeñas entrevistas a todos los que conviven entre aquellas extrañas paredes. Esas grabaciones, que se encuentran en poder de un misterioso hombre de negocios llamado Virgil Davenport, Martin Donovan, llegan años después a las manos de Dan Turner, Mamoudou Athie, un técnico especialista en recuperación de material audiovisual antiguo.
Davenport le pide que las recupere, pero le impondrá una condición, deberá de verlas solo él en un edificio de su propiedad que se encuentra en medio de un bosque. Sin cobertura o capacidad de acceso a internet, nuestro protagonista comienza a descubrir lo que realmente pasó en el edificio Visser, a Melody y, sobre todo, a su familia.
¿Es tan buena como parece?
Se nota quién es uno de los productores de Archivo 81. Wan siempre se ha caracterizado en todas sus películas por una ambientación cuidada y una fotografía impecable. Además, utiliza un recurso muy bien conocido dentro del género de terror y qué tanto gusta al público como es el ‘metraje encontrado’. Esta técnica se usa para narrar falsos documentales o filmes donde se utilicen grabaciones caseras, como es el caso, que se encuentren de forma repentina en un lugar inesperado. Si queremos ver ejemplos de este tipo solo tenemos que poner la mirada en cintas como La visita o El proyecto de la bruja de Blair.
Los capítulos no se caracterizan por tener grandes diálogos profundos y que hagan quedarse mirando fijamente la pantalla para no perder detalle alguno. Aunque algunos sí son bastante concisos y alusivos a la parte más importante de la trama, otros parecen de relleno o para excusar algunas historias secundarias. El ritmo es lento, demasiado, y llega a ser exasperante en muchos momentos.
Dan y Melody, tanto cuando tienen escenas juntos, como cuando están separados, cansan. Un chico traumatizado por toda su infancia, que se niega a pedir ayuda y se esconde en un mundo de imágenes para no ver la realidad; unido a una joven que no sabe muy bien el rumbo que está tomando su vida y cae en picado al abismo. Lo curioso es que, la historia de cada uno, es muy relevante para la trama, pero es tratada de un modo que llega a aburrir.
Las actuaciones son bastante planas. Aunque Mamoudou Athie lo intenta, y se le da muy bien llorar de la nada, no es un género en el que deslumbre. Su interpretación no es abrumadora, sobre todo al final, cuando se empiezan a destapar los misterios y él parece que no tiene nada que ver con ello, como si las piezas del puzzle que lleva intentando encajar toda su vida no fueran esas.
En el caso de Dina Shihabi pasa igual. Parece que se le congeló la cara, porque siempre tiene la misma expresión, ya sea alegre, enfadada o asustada. Otro punto flaco, que no es culpa de la actriz, es su doblaje al castellano, ya que se pierden matices importantes que sí vemos en la versión original.
El último en discordia, Martin Donovan, es un veterano en casi todos los géneros, pero, aunque apenas sale en pantalla y eso puede afectar a la hora del peso de su personaje, es un fantasma muy mal desarrollado. Se convierte en una parte clave al principio, pero se comienza a desdibujar al final.
Netflix no ha confirmado todavía su segunda temporada
La costumbre que están siguiendo las plataformas es la de alargar sin necesidad alguna las series. Archivo 81, aunque no se ha confirmado aún, pero es muy previsible que se haga, tendrá una segunda temporada en donde relatará con mas pena que gloria, algo que ya se podría haber cerrado.
La primera temporada debería de ser la única. Cuando todo empieza a encajar y la partida de ajedrez llega a su fin, los creadores toman la decisión de alargar una serie que ya tiene casi todas las claves explicadas y cerradas. Es muy difícil entender cómo no se grabaron algunos episodios más y así, de una forma honorable, cerrar la historia y pasar a otra cosa.
La única salvación plausible es que James Wan tenga un as bajo la manga y nos deje con la boca abierta. Pero habrá que esperar hasta el próximo año según los sondeos para poder ver si estamos ante el cierre de este relato de fantasmas o todavía nos quedan más sorpresas por descubrir. Si sois de las que la devoró en un día, puede que os gusten algunas de temática parecida como Equinox o Misa de medianoche.