El Ayuntamiento de La Laguna lanzó el pasado 10 de septiembre una campaña feminista de sensibilización y comunicación dirigida a la juventud que se incluye en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Dentro de este proyecto la principal acción de la Institución lagunera fue el diseño de carteles que indican actos y actitudes que agreden la integridad física o mental de la mujer bajo el hashtag #EresCómplicedeViolenciaMachista. Con ello, se pretende concienciar a la sociedad de que no hacer frente a estos comportamientos también los convierte en culpables de que continúe esta lacra social.
La Laguna celebró los días 15 y 16 de septiembre en el exconvento de Santo Domingo el proceso de construcción colaborativa del diseño para la campaña contra la violencia machista. El proyecto fue aprobado en septiembre del año 2017, pero su efectividad no llegó hasta el verano del 2018. En él se recogen 290 medidas que deben implantarse en un periodo de cuatro años desde su comienzo. Del total de normas establecidas que contiene dicha campaña, se han cumplido 75 de ellas hasta el momento, lo cual representa el 25,8 %. Según la Unión Sindical Obrera, 164 medidas se encuentran en proceso de implementación y 51 siguen pendientes.
«Estamos muy lejos de ser la sociedad que merecemos y queremos»
Cada vez más instituciones participan en la lucha contra esta lacra social. A pesar de que parece que la gente está concienciada con este tipo de movimientos y que estas campañas ya no son necesarias, vemos obras vandálicas como la ocurrida el 11 de septiembre en la plaza Antonio Mederos Sosa. Tan solo un día después de la colocación de los carteles, aparecieron rotos y tirados en el suelo dos paneles informativos de la campaña. Este acto demuestra el poco civismo y educación que existe en nuestra sociedad.
¿En qué nos hace pensar cuando vemos este tipo de acciones contra campañas tan necesarias como es la de violencia machista? Estos actos, ya sean de vandalismo o simplemente por pura (y supuesta) diversión por parte de los autores de dichas acciones, demuestra que aún estamos muy lejos de ser la sociedad que merecemos y queremos: una sociedad feminista y libre de machismo. Aún queda mucho por hacer.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, consagra y garantiza a las mujeres que son o han sido víctimas de violencia de género una serie de derechos. Estos derechos son universales con independencia de su origen, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Como bien dice este artículo del BOE, todas las mujeres tenemos derecho a obtener ayuda para terminar con la violencia machista en la que podemos estar envueltas en algún momento de nuestras vidas. Y sí, me incluyo porque soy mujer, y con esta condición ya me veo inmersa en la posibilidad de sufrir violencia de género en algún momento de mi vida. Algo que no debería darse por hecho.
Sin embargo, muchas veces escuchamos noticias sobre esto en los medios de comunicación, y enseguida podemos observar como personas desacreditan la posición de dicha mujer, o se cuestionan cosas como: «¿Cómo iba vestida?», «seguro que iba provocando» o «puede que sea una denuncia falsa». Y bien, según datos de la memoria anual de la Fiscalía y plasmados en el diario digital Público, el año pasado se interpusieron 168 057 denuncias por violencia de género, mientras que solo siete de ellas fueron denuncias falsas y otras 17 están pendientes de incoación. Es decir, desde 2009 los procedimientos por denuncias falsas equivalen a 121, un porcentaje de 0,0069 %, que basta para dictar sentencia generalizada hacia todas las mujeres que denuncian a sus agresores.
Más de mil mujeres han perdido la vida a manos de sus actuales o exparejas desde 1999. En la lucha contra la violencia de género debemos unirnos tanto hombres como mujeres. Y no existen peros. Y si crees que puede existir un término medio #EresCómplicedeViolenciaMachista. La violencia de género es la versión más clara de la discriminación, la desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.