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    Rayden recitando uno de sus poemas.
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    Pedro Guerra durante su actuación.
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    Carlos Salem y Diego Ojeda cantando juntos.
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    Los cinco artistas sobre el escenario.

Carlos Salem: «La poesía debe ser una canción de Pedro Guerra»

Cultura / Ocio

El I Encuentro de Poesía y Música de Arona, ayer viernes 21 de julio, no tuvo como protagonistas a los poetas y cantautores invitados, sino a las decenas de personas que dedicaron una tarde de verano a escuchar los versos más sinceros de cinco personas que hablan en nombre de un pueblo enseñado a callar. Un público entregado a las mil historias que esconden cada composición de Pedro Guerra, Rayden, Elvira Sastre, Diego Ojeda y Carlos Salem. Relatos de personas acostumbradas a observar lo que ocurre a su alrededor.

El espectáculo comenzó con la actuación en solitario de Rayden. El artista madrileño comenzó recitando estrofas de su segundo poemario, Terminamos y otros poemas sin terminar. Comenzó realizando juegos de palabras en los que trataba de explicar los fallos del propio lenguaje. De cómo predomina en el vocabulario el uso del “yo” y lo que provoca una actitud egoísta. Luego criticó la política, el día de la hispanidad en concreto. Explica que mientras se gastan un dineral en desfiles de las fuerzas armadas, España no gasta lo necesario en educación y se produce la llamada fuga de cerebros. Continuó la misma temática durante un par de poemas más, dejando al público impresionado con la soltura y desparpajo que siempre le ha caracterizado.

Tras casi media hora sobre el escenario, cedió el protagonismo a la escritora y poeta Elvira Sastre. La dulzura que transmitía en cada verso contagiaba a los asistentes, que se sentían identificados con cada historia que relataba la joven segoviana. Relatos de desamor, de cómo encontrarse a uno mismo y hasta de carácter social fueron los temas tratados por Sastre, que resaltó la importancia de esta última temática. “Pese a que tengo pocos poemas dedicados a la lucha social, me gusta leerlos por la importancia que tienen y el mensaje que transmiten”, explicó antes de recitar un poema en el que ataca a los políticos y la mafia que se esconde detrás. También, refiriéndose a la llamada Ley Mordaza, subrayó que “cada vez que leo este extracto en público y no me callan, es un triunfo nuestro sobre ellos”.

Elvira Sastre


Elvira Sastre terminó su actuación junto al cantautor grancanario Diego Ojeda. Juntos regalaron al público la canción Ahora. Un tema que grabaron hace ya más de dos años y ayer era la primera vez que la cantaban sobre las tablas. Sastre se despidió y dejó a Ojeda a solas con un público que se había quedado maravillado con las actuaciones de los dos artistas anteriores. Él lo sabía y no iba a bajar el listón. Comenzó recitando versos de su último libro, Compañera galáctica, el cual está dedicado a su hija Martina, por lo que era casi obligado que arrancara su actuación en solitario hablando de ella. Los asistentes abrazaron sus versos como si de su propia hija se tratara. Prosiguió tratando diferentes temáticas, entrelazando poemas y canciones de la mano de su inseparable guitarra.

Diego Ojeda quiso compartir sus últimos momentos con el público acompañado de un viejo amigo; Carlos Salem. “De todas las canciones que he hecho en estos más de diez años escribiendo, tres son alegres y cinco son divertidas. Esas cinco las hice con Carlos”, explicó entre risas el cantautor grancanario. Juntos cantaron El mejor experimento, un tema que sacaron hace ya tres años. Prosiguieron con La talla de tus vaqueros, una canción con la que comparten una historia graciosa ambos artistas.

Quiero escribir una canción


Ojeda se despidió cantando Quiero escribir una canción, y dejó a Salem con la intimidad que necesitaba para sacar sus libros y recitar sus versos más sinceros. Con una cerveza a su lado siguió la tónica de sus compañeros, tratando temas muy cercanos al día a día de los ciudadanos. Con su peculiar acento latino y su voz grave dejó encantado a un público a la vez entristecido porque poco a poco el evento llegaba a su fin. Pero faltaba el plato fuerte, y Carlos Salem lo sabía. No había mejor forma de presentar al último artista en actuar que hablando de cómo debe ser el género literario con el que trabajan. “La poesía debe ser una canción de Pedro Guerra”, afirmó el argentino.

Y llegó el momento del padrino, del anfitrión de este evento. Pedro Guerra entró con la ovación de un público entregado a él sin haber dicho ni una sola palabra. “La poesía fue lo primero”, arrancó el cantautor güimarero para dedicar su primer poema a este género. Prosiguió su actuación resaltando su principal característica: convertir en canción los sonetos más laureados de distintas generaciones. Rescató a grandes de la poesía como Rafael Alberti, Miguel Hernández, Lorca, Neruda, Sabina o Silvio Rodríguez. Por cómo hablaba de ellos se podía apreciar el amor que siente Guerra hacia la lírica. Por cómo brillaban sus ojos se podía apreciar lo agradecido que estaba de encontrarse a tantos locos atrevidos a asistir en una noche de verano a un recital de poesía.

El espectáculo finalizó con Pedro Guerra llamando al resto de artistas e invitándoles a pronunciar un poema más cada uno. El público no pudo hacer más que ponerse en pie ante el recital que acababan de ver. La poesía está en buenas manos, existe futuro para ella y será gracias a artistas como los que se subieron al escenario y gracias a personas como las que asistieron ayer al Auditorio Infanta Leonor.

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