En estos últimos meses hemos podido ver cómo miles de personas salen a la calle para reivindicar injusticias sociales. Véase como ejemplo el pasado 8 de marzo o las multitudinarias manifestaciones de los pensionistas. Existen no pocos problemas sociales que necesitan ser solventados. Es un orgullo que los ciudadanos se movilicen y luchen para que se creen medidas que mejoren sus condiciones de vida, ya que es necesario en una democracia, y más si esta es representativa, que exista un diálogo entre el pueblo y sus gobernantes.
No me gustaría quitarle mérito al asunto, ni menospreciar las importantes luchas que se libran, pero es cierto que la mayoría, por no decir en todas las ocasiones en las que un movimiento de protesta es de repercusión, tiene como fin el cambio o la ejecución de medidas en la política interior del país. Nos preocupamos por los temas que nos afectan directamente y buscamos medidas inmediatas y palpables.
Pero lo que nunca debemos olvidar, como ciudadanos del mundo, es que los impuestos del pueblo, además de ser utilizados en la política interior del país, también financian políticas exteriores y acciones militares en otros países. La política exterior española constará este año con unos recursos presupuestarios de 1581 millones de euros, lo que supone un incremento de 60 millones de euros, un 3,9 % más, respecto a 2017. Por otro lado, el presupuesto del Ministerio de Defensa incrementará un 10,7 % respecto al ejercicio pasado.
María Dolores Cospedal anunció una inversión de 10 800 millones de euros para nuevos sistemas de armamento y, de hecho, el pasado diciembre, el Gobierno se comprometió con la OTAN para incrementar en más del 80 % el gasto militar en los próximos siete años. ¿Sería capaz, querido lector, de decirme en cuántas intervenciones militares participan los efectivos militares españoles? ¿Sabría la respuesta?
No sé si usted lo sabe o no, lo que es una vergüenza que una gran parte de la población desconozca estos datos, dándole vía libre al Gobierno para incrementar el gasto en defensa en un 10,7 % sin manifestar la necesidad del incremento monetario ni las acciones específicas en las que se va a destinar. Deberíamos asegurarnos de que el dinero destinado a asuntos exteriores sea utilizado en favor de las personas que viven día tras día en lugares de conflicto o para aquellas que no tengan acceso a la adquisición de recursos primarios. Deberíamos asegurarnos también de que no se utilicen en acciones a favor o que faciliten los intereses neocoloniales e invasivos de determinadas potencias.
Por cierto, la respuesta es en 16 misiones internacionales. La más numerosa, en el Líbano, con 607 soldados.