Uruguay es el país de Sudamérica más pequeño después de Surinam, con una población similar a Berlín, de algo más de tres millones de habitantes y donde la mitad de su población vive en la capital, Montevideo. Uruguay es un país de tango porque allí nació Carlos Gardel, de fútbol porque organizaron y ganaron el primer mundial de la historia. Uruguay es también sinónimo de vacaciones, porque cuentan con la ciudad de playa más famosa de toda América del Sur, Punta del Este. Sin embargo, sabiendo todo esto, ¿por qué una persona dejaría este pequeño lugar, conocido como la joya de Latinoamérica para irse a vivir a más de 7920 kilómetros de distancia?
Sofía Muiño es una estudiante uruguaya de dieciséis años que reside en Gran Canaria y que emigró de su tierra natal hace ya quince años debido a la situación de inseguridad que iba incrementando en el país en aquel momento. Tras varios años viviendo en Las Palmas, la joven apunta que en sus reiteradas visitas a la nación sudamericana puede notar las grandes diferencias que existen con respecto a su actual hogar: «La principal divergencia es la seguridad que te ofrece esta isla en comparación a Uruguay que lamentablemente sigue siendo muy inseguro».
Según el ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, los homicidios crecieron un 45.8 % y los robos violentos un 53.5 % en el último año, es decir, los asesinatos pasaron de ser 284 a 414 y las denuncias por robos violentos pasaron de 19 441 a 29 904 aproximadamente. Asimismo, Muiño añade que existen grandes diferencias con respecto al orden y limpieza de las calles, que en España son mucho mejor y que además están bastante mejor señalizadas, lo que conlleva a una mejor circulación.
«Me gustaría volver pronto y tal vez en un futuro alojarme allí»
Sin embargo, la uruguaya explica que también existen similitudes, como la belleza de las playas, los hermosos paisajes o la pasión por el fútbol que existe en ambos lugares. Uruguay está todavía muy presente en su vida y es por eso que ha querido explicar algunas de las tradiciones que todavía hoy se practican en su casa: «Los domingos hacemos asado en familia y jugamos al truco o a la conga y cada 29 de cada mes comemos ñoquis y ponemos una moneda debajo del plato para atraer la buena suerte».
Todo esto sin mencionar el mate que es su fiel compañero y la acompaña a todas partes. «Son cosas que no pueden faltar y que nos acercan bastante a nuestra tierra», asegura.
«A pesar de que Uruguay sea tercermundista y que esté por atrás en muchos aspectos como la economía o la educación, posee un encanto único», reconoce. Por otro lado, la adolescente asegura que uruguayos y canarios son bastante parecidos, ambos son cálidos y cercanos pero admite que los charrúas son algo más sarcásticos. «Tenemos un humor que no mucha gente entiende, me gustaría volver pronto y tal vez en un futuro alojarme allí», finaliza.
Asaltos con violencia a cualquier hora del día
También relata su historia Ivette Portas, una trabajadora uruguaya de cincuenta y dos años que emigró a Galicia después de la crisis económica de 2002 y que actualmente reside en Las Palmas. La rioplatense afirma que dejar su tierra fue una decisión difícil y que una de las razones por las cuales abandonó la región fue la inseguridad: «En Montevideo, por ejemplo, son muy comunes los asaltos con violencia a cualquier hora del día».
La montevideana afirma que uno de los aspectos que más le llamó la atención de Gran Canaria fue el sistema de voto, pues Uruguay es un país republicano con voto obligatorio y España es una monarquía parlamentaria donde la gente no está obligada a votar. Portas destaca, también, algunos de los puntos en cuanto a sanidad pública se refiere que más le gustan de su nación: «Allí existe un sistema de salud integrado, con alta medicina y especialistas a visitar a corto plazo. Acá para hacerse estudios o ver a un especialista muchas veces hay que esperar meses».
«Esta isla me ha dado mucho pero me encantaría volver a mi tierra»
Sostiene que otra de las razones por las cuales tuvo que dejar su hogar fue el elevado costo de vida de la «joya de Latinoamérica», impulsado por los impuestos en los sueldos y mercadería que eran, y siguen siendo, bastante altos. Por otro lado, explica que «allí la enseñanza es completamente gratuita, incluyendo universidades públicas, mientras que aquí en Gran Canaria si una persona desea estudiar una carrera debe pagar una cuota anual bastante alta». Al igual que Sofía Muiño, Portas declara que le gustaría retornar a América en un futuro pero que, por el momento, esta no es una opción viable: «Esta isla me ha dado mucho pero siendo sincera me encantaría volver a mi tierra en unos años».
Ambas tienen algo en común: el amor por Gran Canaria y Uruguay. La Isla se ha convertido en su hogar, el lugar donde viven, estudian y trabajan. Es el lugar donde pasean por la playa cada domingo o donde comen papas con mojo mientras pasan tardes en familia. Sin embargo, las raíces no se olvidan y Uruguay vive en sus corazones.