No es un secreto para nadie los beneficios que trae llevar un estilo de vida con actividad física constante, combinado con una buena alimentación. Al fin y al cabo, el ser humano, desde sus orígenes, se ha mantenido muy activo por distintas razones a lo largo de la historia. Pero con el desarrollo tecnológico en los países desarollados, la población ha ido bajando cada vez el ritmo y se ha aficionado al sedentarismo. De la silla del trabajo, la gente pasa a la silla del transporte, y de ahí, al sofá de casa rendida por el cansancio y el estrés.
Poco a poco, esto se convierte en un hábito, junto con el auge de los alimentos industrializados y la gran comercialización del tabaco. Es entonces cuando el sedentarismo se convierte en algo preocupante y se empieza a clasificar como un factor de alto riesgo para la salud de los individuos. Con la llegada del siglo XXI, la alarma que se enciende en torno a este problema es bastante ruidosa y, por ello, las grandes organizaciones sanitarias y profesionales especializados profundizan más. Es así, como año tras año, se publican nuevos informes sobre el nivel de inactividad física en la población de determinados países o en zonas geográficas concretas. De ello, se extraen resultados cada vez más preocupantes.
Un estudio, realizado en 2016 por el Departamento de Deporte y Salud de la AEPSAD, arrojó que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad en el mundo, y la Organización Mundial de la Salud establece varias causas para esta situación. La superpoblación es una de ellas, junto con la densidad del tráfico (lo que conlleva a la mala calidad del aire), el aumento de la pobreza y la falta de lugares acondicionados para el deporte. Pero, ¿qué es el sedentarismo?.
Simón León Correa: «El sedentarismo no se puede considerar una enfermedad ni síntoma»
Según el médico Simón León Correa, “el sedentario es el vago, el que está todo el día sentado, usa las escaléras mecánicas, ascensor y coche para todo, pero el sedentarismo no se puede considerar una enfermedad ni síntoma”. El doctor lo clasifica como un factor de riesgo para ciertas enfermedades vasculares como la hipertensión que, junto con la obesidad, la edad avanzada o el exceso de colesterol LDL, aumentan la probalilidad de infarto.
Cabe reseñar que según un análisis realizado en 2016 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el 73% de la población española de entre 18 y 74 años no cumple con los requisitos mínimos de actividad física recomendada. Además, en ese mismo estudio se demostró que son más los hombres activos que las mujeres en este aspecto, siendo ellas el 79.87% de una muestra de 9873.
Todo ello, conforma una evidencia del componente social que representa el sedentarismo, puesto que el género femenino debe cargar con responsabilidades culturalmente asociadas a ellas (cuidado del hogar y familia), más la formación académica y el ámbito laboral, cosas que a la larga, las terminan alejando del deporte. Sin embargo, el doctor Correa discrepa en este sentido: “Las mujeres tienden a tener más carga de trabajo en el hogar o por la maternidad, algo que les hacer ser menos sedentarias frente a los hombres. Incluso en una pareja de mediana edad donde ambos trabajen y se compartan el cuidado de la casa y los niños, el hecho de ser madre ya es sinónimo de no ser sedentario”
La juventud y el deporte
La situación de los jóvenes con respecto al sedentarismo llama mucho la atención. La OMS establece que este sector debe hacer al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, combinado con ejercicios de fortalecimiento mucular dos o más días. Según un informe del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, de una muestra de 1093 individuos entre 18 y 24 años, el 54,34% no realiza deporte o solo muy de vez en cuando, sin llegar a la recomendación mínima.
Los jóvenes y adolescentes son los llamados ciudadanos activos, debido al gran número de actividades que componen su vida cotidiana, marcada por el tiempo libre que disponen y la manera de llenarlo. Sin embargo, en la investigación Juventud y paradojas de la Modernidad: de los estilos de vida saludables al sedentarismo activo, realizada en la Universidad Politécnica de Madrid, se indica cómo la mayoría no asocian ambos términos, y por tanto, descartan el deporte. Estos son los llamados sedentarios activos, de los que la sociedad está llena.
Lo cierto es que el abandono a temprana edad de estos hábitos está influenciado por la familia, el sistema educativo, o la motivación que siente el sujeto por seguir ejercitándose, la cual suele agotarse con el paso del tiempo. Además, existen ciertas barreras psicológicas que tienen mucho peso en la desición de no hacer ejercicio, como los complejos físicos, el cansancio, la falta de tiempo y la poca cultura deportiva que se respira en el país.
«La primera causa de muerte en los países desarrollados son las enfermedades vasculares asociadas a la hipertensión, ya sea infarto cerebral o al corazón»
«La primera causa de muerte en los países desarrollados son las enfermedades vasculares asociadas a la hipertensión, ya sea infarto cerebral o al corazón, y todo está asociado al sedentarismo. Por tanto, es una situación a la que se le debe poner remedio de inmediato», afirma Correa.
En el caso de la hipertensión, por ejemplo, las personas que efectúan actividad física con frecuencia reducen significativamente el riesgo de infarto. En este gráfico, tomado del estudio que realizó el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se puede ver cómo la diferencia de prevalencia de hipertención es más significativa a medida que se avanza en edad, siendo los ancianos más activos en este sentido, los que menos prevalencia tienen.
“Eliminar el sedentarismo es uno de los pilares fundamentales para tratar la hipertensión. Si la persona se mueve más, el corazón bombea más rápido, cosa que limpia las arterias de los residuos de grasa que se pueden acumular (esos que si no se limpian producen infartos). Al caminar, por ejemplo, bajas de peso, tu azúcar se normaliza y reduces más riesgos”, comenta el doctor Correa.
Asimismo, en la misma tesis se analizó la hipertensión en los ciudadanos de cada Comunidad Autónoma española en función de la práctica de la actividad física. Los resultados sitúan a Canarias como el territorio con los niveles más altos.
Estos datos coinciden con uno de los índices más altos de obesidad del país. «Se suele asociar la obesidad con sedentarismo y no es así. Hay gente con sobrepeso y obesidad que no son sedentarias», concluye Correa. Hay muchos factores que pueden ocasionar este problema sin necesidad de la vida inactiva. Lo que queda claro es que son problemas que se deben combatir con urgencia entre la población española.