Faltaban escasos minutos para las diez de la noche del 3 de agosto cuando la enorme pantalla que presidía el escenario comenzó a girar. En ella, imágenes de la esperada cantante se iban sucediendo. Al mismo tiempo, las más de 46.000 personas que abarrotaban el Estadio Olímpico Lluis Companys de Barcelona enloquecían. De pronto, las luces se apagaron y la estrella surgió. Comenzaba el espectáculo.
Vestida de negro, con el rostro oculto bajo una enorme pamela y rodeada por su legión de bailarinas, Beyoncé iniciaba su única aparición en España y la última de su ruta por Europa con The Formation World Tour. Con la canción que da nombre a esta gira inauguraba el show y, cuando por fin alzó la cabeza y su imponente mirada se dirigió por primera vez al público, un sonido ensordecedor inundó el lugar. ¡Su voz es increíble!
En las dos horas de duración hubo espacio para éxitos de su nuevo CD, Lemonade, para clásicos como Crazy in love o Baby boy e, incluso, para temas de su etapa con las Destiny’s Child, como Survivor. Y por si fuera poco, la magia llenó la noche cuando se atrevió con Irreplaceable en español.
Un rasgo que caracteriza a la americana, además de su forma de bailar, cantar y belleza externa, es su férreo compromiso con la lucha por la igualdad de género. Por ello, uno de los grandes momentos vino de la mano de la conocida Who run the world. El fuego que se alzó sobre el cielo de la capital catalana durante la canción fue sustituido por agua en la última parte del concierto. Una enorme piscina cubrió la pasarela y la coreografía dejó sin palabras.
«El confeti del mismo color morado voló sobre las cabezas y los corazones se encogieron al ritmo de Purple rain»
Se aproximaba la media noche y con ella el final, no sin antes homenajear a Prince. Todos los monitores se tornaron de color morado. El confeti del mismo color voló sobre la multitud y los corazones se encogieron al ritmo de Purple rain. Beyoncé puso el broche de oro a su gira por el viejo continente con Halo. Y, de nuevo, el cielo de Barcelona se iluminó de fuegos artificiales. Queen B dejaba tras de sí ojos llenos de lágrimas, sonrisas imborrables y una experiencia indescriptible y difícil de superar. I bless you and I love you.
Pero Beyoncé no estuvo sola. La cantante de rap Ingrid, oriunda de su mismo barrio texano, abrió el concierto. Además, las jóvenes gemelas Chloe y Halle también fueron teloneras de lujo, convirtiéndose en una de las grandes sorpresas de la noche.
¡Gracias Queen B.!