Un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) asegura que el consumo intensivo de alcohol altera la barrera intestinal y las defensas, permitiendo el paso de bacterias desde el colon al resto del cuerpo. Los expertos proponen un compuesto farmacológico como nueva terapia contra el abuso del líquido. La disfunción de la barrera intestinal produce traslocación bacteriana, que está relacionada con conductas de ansiedad, depresión y anhedonia, explican en un comunicado.
Los resultados de esta línea de investigación, que ya dio lugar a la patente internacional del compuesto oleoiletanolamida (OEA), se publicaron recientemente en el British Journal of Pharmacology. El estudio «ayuda a comprender los mecanismos de interacción de la microbiota intestinal con nuestro sistema nervioso», según la científica principal Laura Orío.
Influencia en el intestino
«Sabíamos que la oleoiletanolamida prevenía determinadas respuestas al alcohol, pero ahora también sabemos que podría estar actuando a nivel local en el intestino, regulando el paso de bacterias desde el lumen intestinal a órganos internos o a sangre», argumenta.
El trabajo muestra cómo el consumo intensivo produce «inflamación en el colon y altera el sistema inmune innato y adaptativo. Estos cambios se acompañan de una disminución en la expresión de las proteínas que forman parte de las uniones estrechas intestinales y que regulan el intercambio de sustancias entre el intestino y el resto de cuerpo».
La consecuencia de la ingesta es «la penetración de bacterias que conforman la microbiota intestinal, originando una respuesta inflamatoria incrementada», que se relaciona con conductas de ansiedad y depresión.
Antecedentes de la investigación
El equipo analizó a estudiantes universitarios con patrones de consumo en botellón constantes durante al menos dos años y observó que presentaban marcadores inflamatorios en sangre, además de «peores puntuaciones en ciertos test neuropsicológicos en chicas consumidoras, lo que indica que las mujeres podrían ser más vulnerables a los efectos tóxicos» del alcohol, explica.
En estos jóvenes se observó que el cuerpo libera naturalmente la OEA en «un intento de contrarrestar el daño producido por el alcohol; pero no siempre es suficiente», de ahí que decidieran administrar OEA en condiciones experimentales para estudiar sus efectos», cuenta la investigadora de la Facultad de Psicología de la UCM.
Trabajo multidisciplinar
«Hasta ahora habíamos demostrado que un tratamiento basado en OEA podría tener propiedades muy beneficiosas contra las alteraciones inducidas por el abuso de estás sustancia. Con este estudio profundizamos en los mecanismos de acción y su posible efecto en el eje intestino-cerebro, ya que hemos visto que este tratamiento previene la traslocación bacteriana», agrega.
Esta ingadación multidisciplinar se ha desarrollado en colaboración con los departamentos de Farmacología y de Microbiología de la UCM. Fruto de la investigación surgió una patente internacional que está siendo explotada por una empresa de Florida (EEUU).