La puerta se abre. Es una chica joven, de rasgos finos, ojos sinceros y sonrisa ancha y espontánea. Tras una breve presentación, sus manos se mueven enérgicamente y me invitan a entrar hasta su cuarto, un escenario en el que dos mundos han aprendido a convivir y a sobrevivir en el tiempo. Libros, archivadores y recordatorios de tareas pendientes se funden y entrelazan con trofeos, medallas y logros deportivos. Todo en un clima cálido. En una habitación sencilla.
Beatriz Martín tiene 21 años y juega en el Club Balonmano Tejina en División de Honor Plata. Empezó muy joven, cuando apenas era capaz de sostener un balón entre sus manos y desde entonces sus reconocimientos y méritos deportivos no han dejado de florecer entre sus pasos: campeona de Tenerife en Infantil, campeona de Canarias en cuatro ocasiones en Infantil y Juvenil y Campeona de Liga 2015 en División de Honor. Aun así, reconoce que no es fácil compaginar ambos mundos: “Es difícil y a veces hay que ser paciente, pero siempre hay tiempo para todo, y más si te gusta”.
En la conversación recuerda a Cristina Perdomo, su primera entrenadora: “La admiraba como jugadora, como entrenadora y como persona. Era increíblemente buena en cada una de sus facetas. Si hoy estoy aquí, es gracias a ella”. Tampoco puede evitar elogiar a sus compañeras: “El balonmano no tiene protagonistas, somos todas. Si una está mal, todas estamos mal. Creo que eso es lo más importante en un deporte de equipo, la confianza de saber que, si caes, tendrás 20 manos que acudan a levantarte».
Sin embargo, en el terreno colectivo, esta no ha sido la mejor temporada del Tejina y Martín lo reconoce: «Muchas compañeras de otras islas finalizaron sus estudios y regresaron a sus casas. Y, claro, tiramos de cantera. Aun así, no creo que haya sido una mala temporada. Hemos sufrido muchas lesiones y muchas despedidas. Y la falta de rodaje nos hizo pecar de inexpertas”.
Instalaciones con goteras, palomas y basura
Llegados a este punto de confidencia, lanza una crítica hacia el estado y mantenimiento del pabellón Antonio González, donde juegan: “Estamos compitiendo a nivel nacional. Es una pena que por ser un deporte minoritario tengamos que trabajar en unas instalaciones con goteras, palomas, basura y escasos recursos materiales”.
Pese a los obstáculos, con el ceño fruncido, los ojos ensimismados y los pensamientos concentrados, toma aire y explica que pese a jugar en una categoría nacional, «no veo el balonmano como deporte o como medio para ganarme la vida. Para mí es mucho más. Ha significado tropezar con grandes amigas y descubrir a bellísimas personas. Y eso siempre estará por encima de cualquier logro deportivo”.
Mireia Belmonte, Carolina Marín, Diana Martín, Garbiñe Muguruza, el equipo femenino de Waterpolo… Es incuestionable e irrebatible que las deportistas españolas atraviesan un gran momento de forma. Pero, ¿por qué ahora y no antes? ¿Qué es lo que ha cambiado? Su enfática firmeza resulta arrolladora: «Las mujeres siempre han sido buenas deportistas. Y por supuesto buenas estudiantes y excelentes profesionales. Y si no formamos parte de la historia es porque el hombre o nos ha borrado o nos ha negado la entrada. Ahora triunfan las mujeres españolas, porque es ahora cuando disponen de recursos. Por muy inteligente que sea, una mujer analfabeta no podrá escribir poemas”.
No hay nada más hermoso que la garra de una palabra cuando se habla de lo que se ama.