«Empaqueté mi bicicleta y me fui a recorrer varios países del Mundo»

Sociedad

Cristina Spínola, periodista y escritora canaria, impartió el pasado miércoles 24 de octubre la charla Rutas por la igualdad en el Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz. La deportista compartió sus experiencias tras convertirse en la primera mujer española que recorrió el mundo en bicicleta sin apoyo técnico. Con pocos acontecimientos negativos y trabajando mientras emprendía su camino, conoció 27 países y pedaleó casi 30 000 kilómetros en solitario. De esta manera, busca impulsar sobre todo a las mujeres para “que las únicas cadenas que lleven sean las de su bicicleta”.

¿Cuál era su razón principal, su motivación y lo que le hizo tomar la decisión de irse? «No estaba satisfecha con lo que hacía. Se me iba la vida y seguía estancada en Canarias. Además, me harté de ejercer como reportera, además de contar siempre los pequeños problemas de la Isla, como el alcantarillado. Quería encontrar significado y propósito, conectarme conmigo misma y con el mundo. Por ello, vendí todas mis cosas, empaqueté mi bicicleta y me largué. Mi objetivo era recorrer centímetro a centímetro cada país, sensibilizarme y convertirme en un ser humano».

Con respecto a promover la autonomía e independencia de las mujeres ¿cómo era el proceso? «Mi plan era muy grosso modo, ya que no tienes idea a dónde vas ni lo que te puedes encontrar. Mi intención era dar charlas y conectar con las comunidades. Esta era una manera bonita para conocer gente de esos lugares y crear vínculos”.

¿Cómo fue el proceso de supervivencia y resistencia física? «La preparación la iba construyendo en el camino, no era una carrera y no había nadie esperándome con un cronómetro. Con respecto al proceso de supervivencia, yo sabía los países a los que quería ir y cuánto tiempo quería estar, pero todos los días no sabía dónde iba a dormir. Me llevaba mi tienda de campaña y, si encontraba un lugar seguro, resolvía la situación. También buscaba en páginas como CouchSurfing. Aprendí que algunas veces planificar es perder el tiempo. Tienes que ir adaptando las rutas, ya que nunca sabes lo que va a ocurrir puesto que las situaciones políticas cambian y  pueden cerrar fronteras de un día para otro».

«Los que estudiamos Periodismo tenemos que hacer algo para crear un mundo mejor»


Su activismo por las mujeres empezó durante su periodo en Televisión Española. ¿Hubo algún suceso en particular que le haya marcado e influido en su decisión? «El programa que yo presentaba se llamaba Crónica de los sucesos. Me daba rabia que todo estuviera relacionado con la violencia de género. En esa época, España era líder en el ranking europeo. Nosotros como periodistas, los que estudiamos deontología profesional, tenemos que hacer algo para crear un mundo mejor. No estamos solo para acabar con la vida de la gente como hace la prensa rosa, o para servir a los intereses de los poderes públicos. Cada vez el Periodismo es menos independiente y debemos hacer algo, tenemos una obligación moral. Yo no solo estudié para enriquecerme, sino para ayudar a la gente y aportar algo».

¿Su familia la impulso a la aventura o fue por decisión propia? «¡Qué va! Los engañé diciéndoles que me iba a trabajar a Sudáfrica, pero se enteraron porque me hicieron una entrevista en un periódico de Lisboa. A mí me educaron en una familia tradicional, católica y de derecha para ser madre de familia. Me eduqué en Las Teresianas, el centro más elitista de la época, y lo que me enseñaron fue encaje de bolillo, en vez de enseñarme alemán».

¿Cuál fue el país en el que tuvo más dificultades para transmitir el mensaje y conectar con las personas? «Los países musulmanes, además de que debía tener mucho tacto y cuidado. Había sitios donde no decía nada para no herir ni sensibilidades ni culturas. Hay lugares donde solo se preocupan por qué van a comer, no por entender tu mensaje de igualdad. En Latinoamérica ocurrió igual e intentaba convencer a las mujeres. Conocí a buenas familias con equilibrio, pero ellas siempre trabajan más, tanto dentro como fuera del hogar. No he visto a ningún hombre que no llegue a casa y no se ponga a ver la televisión mientras ella se ocupa de la comida y los niños. Sí, hemos avanzado, lo reconozco, pero siguen siendo machistas».

«Los hombres siempre son los privilegiados»


¿En algún país presenció algún tipo de discriminación hacia los hombres? «Sinceramente no, siempre son los privilegiados. Nunca he visto a un hombre maltratado durante mis viajes.  Constantemente observaba a las mujeres con un moretón en el ojo, con un montón de niños, trabajando en la casa y, al varón, muy bien».

¿Qué consejo le daría a los estudiantes de Periodismo para que utilicen su tiempo eficazmente en la universidad? «Les diría que empezaran a trabajar cuanto antes en medios de comunicación, ya que necesitan becarios para sacar el trabajo adelante. Yo empecé en mi primer año en Radio Nacional de España y luego me fui a Prensa Ibérica. Con respecto a mi Erasmus en Bélgica he de decir que fueron los mejores años de mi vida. Todos deberían irse, es como la mili, pero más light. Te saca de tu entorno, no puedes refugiarte ni en familia ni en amigos y eso hace que te descubras. Por otro lado, al irte a un lugar más desarrollado que España, aprendes de una sociedad más avanzada, además de un idioma que podrás aprovechar en el futuro».

«No pasa nada si no tienes todo controlado. Hay que vivir el ahora y buscarse la vida»


¿Cuál ha sido una de las mayores lecciones de vida que ha aprendido, algo que le haya cambiado la perspectiva a medida que viajaba? Lo que más tenía en mente durante todo el viaje es que no pasa nada si no sabes lo que va a ocurrir, si no lo controlas todo. Hay que soltar y pensar que va a pasar lo que tenga que pasar. Por ejemplo, ningún día sabía dónde iba a dormir y no pasa nada. Confío en mis posibilidades, soy suficientemente inteligente para solucionar y buscarme la vida. Quizás esa fue mi lección del viaje. No pasa nada si no tienes todo controlado.

¿Le gustaría volver a trabajar en los medios o prefieres seguir por su cuenta? «No, nadie quiere volver a peor, sino progresar e ir teniendo mejor calidad de vida. Aspiro a vivir de mis libros, de mis vídeos de YouTube y mis conferencias. En definitiva, ser mi propia jefa. Al principio se puede pasar por un medio para que te modele, para aprender de los grandes y, luego, volar tu sola».

Después de presenciar tantas realidades, ¿qué mensaje quisiera transmitir? «Con respecto a la igualdad creo que sí se puede lograr, pero por lo menos tardará cien años en los países desarrollados; en los pobres, mucho más. Es igual que el movimiento de la abolición de la esclavitud, donde se logró tener un presidente de color. Si esto es posible, nosotras también podemos. Por otra parte, hay que salir, ya que el mundo es maravilloso. Es mucho mejor de lo que dicen, la gente es hospitalaria y bondadosa. Esperaba encontrarme con las guerras que nos reflejan los medios de comunicación, pero no, la gente te regala sonrisas continuamente y te da todo lo que posee, a pesar de que no tenga nada».

Lo último sobre Sociedad

Ir a Top