La Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna acogió ayer la sexta jornada de formación de Agentes Antirrumores. La sesión fue impartida por Abora Cel Abreu González y Daniel Buraschi, que dividieron la ponencia en dos partes: una teórica y otra práctica. En ella, continuaron el proceso de aprendizaje para gestionar y combatir los rumores más extendidos en nuestra sociedad. En esta ocasión, se centraron en las campañas sociales. Asistieron más de una decena de personas que se mantuvieron participativas en las cuatro horas que duró el curso.
Buraschi inició explicando a los presentes que una campaña es una “actividad comunicativa masiva”, que tiene un impacto muy reducido, con un comienzo y un final en el tiempo. Hoy en día, las organizaciones sociales las utilizan para sensibilizar a la sociedad, pero en muchas ocasiones no son ellas mismas las que las realizan, sino el departamento de comunicación. El ponente se mostró en desacuerdo con este suceso. “Tienen que participar todos los que están implicados. Estas campañas tienen que ser participativas y estratégicas si quieren significar un cambio de actitud, conducta y de la manera de ver la realidad en el receptor”.
Pero, ¿cómo se llega a realizar una táctica que cumpla todo esto? El orador lo resume en una palabra: cerca. “Cerca significa empatizar, comprender, actuar, responsabilizar y capacitar”, explicó. Además, añadió que si no se cumple alguno de estos puntos “está coja”. Asimismo, continuó hablando sobre que en educación de la salud suelen tener dos tipos bien diferenciados de campañas, las que visibilizan o denuncian algo y las que buscan la tensión empática, es decir, las que muestran solo lo negativo. “Esto puede causar el cansancio social, porque no te dan la oportunidad de hacer algo. Por ejemplo, las campañas que se suelen hacer sobre la inmigración o la violencia de género son muy emocionales, pero no te dan la información de lo que hacer”, resaltó.
Siguió apuntando los pasos que hay que tener en cuenta a la hora de realizar una estrategia comunicativa. El primero es visibilizar el problema de manera que el público lo comprenda. En segundo lugar, lograr que empaticen con la causa. Para ello se puede hacer uso de claves como contar historias reales, hacer uso de las emociones, mostrar que es una necesidad, etc. El tercero consiste en capacitar, es decir, crear canales para que la gente pueda colaborar y ayudar. Y por último, actuar.
Los protagonistas de las campañas
Cualquier movimiento comunicativo que hace referencia a una causa social tiene siempre uno o varios protagonistas. El investigador se centró en enseñar el tráiler del programa Salvados sobre Astral. En él aparecían varios voluntarios contando sus experiencias sobre cómo es la función de salvar a centenares de refugiados en aguas del Mediterráneo. “El vídeo es bastante duro pero, ¿quiénes son los protagonistas aquí? ¿He escuchado hablar a algún refugiado? Toda la presión mediática está en el sufrimiento de los voluntarios. Sabemos la historia, los sentimientos y los peligros solo de ellos. Desde el punto de vista de la rehumanización es catastrófico.”, expresó.
“Estos vídeos tienen un enfoque humanista, centran todo en la urgencia para que ayuden donando o yendo a colaborar”, señaló. “¿De qué otra manera se podría ayudar?”, preguntó un joven. “Movilizándose”, le respondió una compañera. Al final, llegaron a la conclusión que legalmente no se puede hacer nada y que tendría que cambiar toda la humanidad para que se solucionaran las guerras o las situaciones que sufren los refugiados.
Para concluir la sesión, plantearon cómo será el proyecto social que realizarán al finalizar el curso. Abora Cel Abreu les ayudó a elegir el tema (la mujer musulmana), y les recordó todas las características que tenían que tener en cuenta. El próximo miércoles continuarán preparándolo.