Carmen Pérez Esparrells, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y vicepresidenta de la Asociación de Economía de la Educación (AEDE) fue la ponente encargada de abrir este viernes 14 de octubre, las Jornadas sobre ránkings universitarios organizada por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de La Laguna. En su opinión, considera que la institución tinerfeña está bien posicionada en lo referido a productividad investigadora en diversos rankings, mientras que no queda tan bien representada, según qué clasificación se consulte, en ámbitos como docencia o transferencia de conocimiento.
Estas jornadas fueron inauguradas por el rector de la ULL, Antonio Martinón, que valoró los rankings como una fuente de información útil que hay que saber interpretar correctamente para poder sacarle todo el provecho posible en la toma de decisiones institucionales. Repitió que uno de sus objetivos “realistas” es mejorar el posicionamiento de la ULL en las clasificaciones principales, y citó expresamente la intención de entrar entre las primeras 500 universidades del conocido Ranking de Shangai.
Carmen Pérez Esparrells fue la primera ponente de estas jornadas que se prolongaron a lo largo de toda la mañana en el Aula Polivalente del Edificio Central de la ULL. Su intervención sirvió como marco introductorio, hablando de los rankings en general y, posteriormente, centrándose en aquellos de carácter multidimensional.
Explicó que los rankings permiten comparar universidades según criterios de calidad, si bien recordó que para ello ya existen las agencias de calidad institucionales como la ANECA.
A la hora de posicionarse en una de estas clasificaciones, el concepto de calidad siempre viene asociado al de “excelencia”, es decir, a destacar los puntos en que la institución analizada destaca de manera sobresaliente.
Según Pérez Esparrells, los rankings están muy condicionados por la reputación, de tal modo que resulta más complicado levantar la notoriedad de una universidad más pequeña o de aquellas situadas en otros continentes. También recalcó que la falta de indicadores globales sobre docencia provoca que muchas de estas clasificaciones estén muy orientados hacia la investigación, que es el único área sobre los que se poseen datos comparables a escala global.
La experta resaltó que el impacto de los rankings ha sido global: “Antes de 2003 era muy difícil compararte con otras universidades; ahora puedes hacerlo con cualquier centro del mundo en tiempo real. Hay mucha información y bien gestionada, permitiría a cada institución llegar más lejos, dentro de las posibilidades de cada una”.
Luces y sombras
La ponente señaló las luces y sombras de estas fuentes de información: entre las primeras, destacó que son herramientas útiles para distintos grupos sociales interesados; ofrecen más visibilidad a las universidades, permitiéndoles el posicionamiento de marca y, en general, permiten detectar áreas de fortaleza y debilidad.
Entre las sombras, citó el riesgo de evaluar todas las universidades bajo los criterios de las más importantes; el peligro de confundir lo que se pude medir con lo que se debería medir, ya que hay parámetros importantes que nos son cuantificables y, además, las universidades heterogéneas; y especialmente, el problema que podría surgir si se utilizan estas clasificaciones para orientar acciones distintas para aquellas para las que fueron diseñados.
La ponente señaló que en la evolución que han experimentados los rankings, la evolución parece que va enfocada hacia aquellos tengan detrás un importante componente de cibernética, como el Cybermetrics/Webometrics. Como ejemplo, citó que en esta clasificación la ULL está razonablemente situada en el puesto 682, que podría parecer muy bajo, pero es destacable porque se analizan en total 12 000 entidades de todo el Mundo, incluyendo universidades, centros de investigación, hospitales, etc.
La experta analizó algunos rankings multidimensionales, como el que realiza la Fundación Conocimiento y Desarrollo (C y D) o el U-Multirank que promueve la Unión Europea. Es justo en estos donde mejor se ejemplifica que la fortaleza de la ULL es la investigación, mientras que muestra debilidad en el apartado de transferencia.